Rodrigo Caballero/ @RodCaballero
Morelia, Michoacán.-Marco Antonio sigue siendo comandante, no sólo porque así lo tratan los demás sino porque todavía organiza y da órdenes como si aún estuviera en las filas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
En el plantón de la ciudad de Morelia, quienes se encargan de hacer guardia mantienen con Marco Antonio el respeto que impone la jerarquía de la Policía Estatal; nadie hace comentarios a la prensa y evitan difundir cosas si no está el jefe presente.
Pero no sólo tiene la presencia de un comandante sino que su plaza y su sueldo siguen funcionando y cada mes cobra aunque no él. “Falsifican nuestras firmas y seguimos cobrando y el seguro sigue pagándose” declaró con cierta ironía en la cara.
El comandante Barrera se encarga de las negociaciones, los turnos y las comidas de sus policías exiliados de la corporación por elementos del Estado de México y Nuevo León que llegaron para sustituirlos.
Un año, un mes y tres días
El día que Alfredo Castillo Cervantes, ex-comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, llegó a la entidad lo hizo como parte de una medida federal para controlar a los grupos de autodefensas que estaban a punto de tomar el Estado por las armas.
Ante las exigencias de justicia de líderes del movimiento como José Manuel Mireles e Hipólito Mora, Castillo decidió como primer paso “institucionalizar al movimiento” y ponerles uniforme a quienes tomaron las armas para defenderse del cártel de los Caballeros Templarios.
Así empezaron los despidos, el jueves primero de mayo despidieron a 110 policías ministeriales por reprobar los famosos exámenes de confianza. Para el mes de abril otros 100 policías estatales corrieron la misma suerte.
De a poco se acumularon 400 bajas y luego 650 y luego 840 hasta que entre mil y mil 200 elementos cayeron por “vínculos con el crimen organizado”.
Eso sucedió hace un año y hay grupos de ex-policías -como los que se manifiestan frente al Palacio Municipal de Morelia- que todavía esperan respuesta del Gobierno del Estado. “Estamos aquí desde hace un mes porque los acuerdos con el gobierno no se cumplieron”.
Los policías quieren volver a serlo pero no de la forma que SSP quiere. “Sin ningún problema nos reintegran pero quieren que firmemos un papel donde diga que estuvimos de permiso sin goce de sueldo por un año y cuatro meses” apuntó el comandante indignado.
El problema es que los policías estatales no tienen derecho a créditos como el del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y muchos se embarcaron para conseguir un crédito hipotecario.
“Compañeros que no nos imaginábamos que nos iba a pasar esto pedimos apoyo para una casa o un terreno y quedaba hipotecado, pero se dejó de pagar y con los intereses perdimos el ahorro que llevábamos” declaran los antiguos oficiales. Si la SSP no les reintegra su salario perdido se quedarán en la calle.
De los mil o mil 200 oficiales que fueron despedidos, un 60% ya recuperó su puesto dentro de la secretaría; sin embargo, ahora ya no tienen ni buen sueldo ni base ni prestaciones.
“Silverio” –un policía de la Fuerza Ciudadana que fue recontratado- dice que sus documentos vencen cada 6 meses y se los renuevan para que no genere antigüedad, “la verdad es que si nos va de la chingada” declara bajo la promesa de que no diré su verdadero nombre.
Recomendaciones y oídos sordos
Los policías ya acudieron a presentar denuncias ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) pero no han logrado nada; tras la revisión de sus expedientes, la CEDH envió un documento con siete recomendaciones a la SSP.
El acta incluía puntos como “abstenerse de dictar resoluciones sin haber observado el principio de legalidad” o “mejorar la transparencia del examen de control y confianza” así como que el personal de la secretaría se “abstenga de intimidar, amenazar o violar la dignidad de quien no haya aprobado los exámenes de confianza”.
José María Cázares Solórzano, presidente de la CEDH, señaló en entrevista con Michoacán TresPuntoCero que su oficina “ya hizo lo que le correspondía” con los más de 250 empleados de la secretaría que solicitaron su ayuda y ahora toca el turno de la Comisión Nacional para resolver con base en los expedientes que les enviaron.
Sobra decir que la SSP ignoró las recomendaciones y lo más probable es que lo vuelva a hacer en cuanto la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) tenga su resolutivo.
Criminales y narcotraficantes
Sin embargo, más allá de los despidos injustificados, maltrato y prepotencia de los que acusan a los oficiales que llegaron a imponer el “mando unificado” en la entidad de Michoacán de Ocampo; lo que sí los enoja es la fama que les colgaron.
“En lo moral imagínate” expresó el comandante Barrera antes de imaginarse lo que sienten los niños cuando les dicen que sus padres fueron despedidos por ser narcotraficantes.
“Lo que más nos desmadra es que nos difamen pues, que digan que somos narcos, mire nomás mi carro de narco” dice uno de los ex-oficiales apuntando a un taxi tipo Tsuru color blanco. Muchos de los policías ahora se dedican al transporte público.
Antonio Barrera dice que hay un déficit de oficiales de policía en Morelia, tanto que a ellos los contratan para hacer labores de vigilancia en el Estadio Morelos y en el Corregidora de la ciudad de Querétaro cuando hay partidos de fútbol.
Según cifras de la propia SSP, en Morelia hay apenas 500 oficiales de la llamada Fuerza Ciudadana para cuidar a aproximadamente 729 mil habitantes, es decir mil 458 personas por policía. Para ponerlo en perspectiva, la Organización de Naciones Unidas (ONU) recomienda que sean 3 policías por cada mil habitantes.
Hoy, la esperanza recae en la salida de los mandos del Estado de México cuya desbandada empezó tras el anuncio de la renuncia del procurador, José Martín Godoy Castro. Los ex-oficiales esperan recuperar sus plazas a partir del primero de octubre cuando los últimos “chilangos” salgan de Michoacán.
“No pues nos da gusto que se vayan porque ellos son los verdaderos delincuentes, los comandantes que mandó Castillo son los criminales verdaderos” declaró el comandante que hace un año dejó de serlo.