Opinión 3.0


Un memento para Günter Grass


Rosario Herrera Guido

El recuerdo se asemeja a una cebolla
que quisiera ser pelada
para dejar al descubierto lo que,
letra por letra,
puede leerse en ella.

Günter Grass

Un Memento para Günter Grass (Danzig, actual Polonia, 16 de octubre de 1927 – Lübeck, Alemania, 13 de abril de 1915), cual canon de la misa católica que reza por los fieles muertos o un escrito de memorias o bocetos, como recordatorio del fructífero escritor alemán, quien originalmente estudia pintura y escultura, pero logra una fama del best seller con su novela El tambor de hojalata, 1959 (Joaquín Mortiz, México, 1963; con prólogo de Mario Vargas Llosa), con la que se convierte en la conciencia crítica de la Alemania de la posguerra y uno de los intelectuales más incómodos, que exploró todos los estilos y cuya narrativa dio qué pensar sobre la historia de su país y la sujeción de los hombres y las mujeres a las ideologías imperantes y los amos del poder. Un memento para el Nobel de Literatura (1999), quien a lo largo de su obra muestra la faz siniestra y reprimida de la historia. Alemán de padre y polaco de madre, en su adolescencia es cautivado por las Juventudes Hitlerianas y enrolado a las filas nazis en 1944, hasta caer prisionero de los americanos y liberado en 1946. Un memento para Günter Grass, el artista que en el origen combina las artes plásticas que estudia Dülsserdorf con la literatura (poética y dramaturgia): Faltan diez minutos para Búfalo (1957) y Tío, tío (1958).

Pero Günter Grass se concentra en la narrativa desde 1958, el año en que logra la fama mundial con su primer novela: El tambor de hojalata (1959), la llamada Trilogía de Danzig, con una resonancia del tamaño de la crítica literaria. Una novela en la que, como en El gato y El ratón (1961) y Años de perro (1963), su terruño se convierte en las bambalinas de protagonista, Oskar Matzerath, el enano del tambor, que al deambular por doquier bosqueja dos décadas de la pequeña vida burguesa de Alemania. Oskar, desde el inicio, narra en su diario, los dos años de su encierro en un psiquiátrico. Oskar, quien detiene su crecimiento intencionalmente para no crecer, a través de una supuesta caída accidental, en cambio madura intelectualmente desde su condición de embrión, lo que le permite ver, en realidad lo que estado a la vista de todos nadie quiere ver, pero sin participar. Con la ascensión del nazismo, Oskar turba con tu tambor los desfiles de las camisas pardas. Más tarde se integra a una trouppe de enanos que realizan actos circenses para la tropa alemana. De regreso a Danzig, cuando el Ejército Rojo va a tomar la ciudad, consigue que su padrastro muera asfixiado al darle a tragar una insignia nazi. Con un lenguaje pirotécnico y estilístico, abundante en juegos de palabras y dramatismo, Völker Schlöndorff dirige la cinta cinematográfica basada en la novela, cuando ya es best seller. El tono satírico y grotesco domina también en El gato y el ratón, 1961 (Joaquín Mortiz, México, 1964), a la que le sigue Años de perro, 1963 (Joaquín Mortiz, México, 1969), donde exhibe la historia política de Alemania (1925-1950), teniendo como personajes centrales a dos amigos de infancia.
Tras la inauguración y la publicación en Berlín de Los plebeyos ensayan hacer la rebelión, 1966 (Cuardernos para el diálogo, Madrid, 1969), que pone en cuestión la postura del dramaturgo Bertold Brecht, con respecto al motín antiestalinista (17 de junio de 1953, en Berlín oriental), Günter Grass publica Anestesia local, 1969 (Joaquín Mortiz, México, 1972), cuya versión resumida títula Diario de un caracol, 1972 (Alfaguara, Madrid, 2001), que devalan su actividad política en la socialdemocracia alemana.

Con El rodaballo 1977 (Alfaguara, Madrid, 1999), tal vez la más ambiciosa de las novelas de Günter Grass, encuentra al mito con la historia, para difundir una parábola de la condición humana y de la relación hombre-mujer, aderezada con la historia de arte culinario y la sátira al feminismo. Una novela en nueve capítulos, como los meses de gestación de un ser humano, y en la que una mujer es la protagonista de cada capítulo, durante diversas épocas de la historia, teniendo como eje la alimentación humana, desde las cavernas a nuestros días, dándole más valor a las conquistas culinarias que a las guerras. Rodaballo está inspirado en el cuento sobre el pez del autor romántico Philpp Otto Runge. Capturado en la edad de piedra, el pez le promete al pescador que si lo suelta lo liberará del matriarcado imperante, de lo que deriva la idea viril de la historia, imposición del poder y sumisión de la realidad que conduce al totalitarismo, con sus monstruosas invenciones: Dios, el progreso o la revolución. Por ello, el libro de cocina es el auténtico libro de historia, con los progresos y conquistas del ser humano, puesto que el hombre es el único animal capaz de cocinar. En nuestro tiempo, el rodaballo es pescado de nuevo pero por mujeres y les promete a las feministas apoyar su causa, pero como en lugar de liberarlo lo enjuician, sigue predominando el poder viril y el curso de la historia. En esta línea crítica, Partos mentales o los alemanes se extinguen (Alfaguara, Madrid, 1999) y La ratesa, 1986 (Alfaguara, Madrid, 1999), se interna Grass en una telúrica metáfora del fin de la humanidad, después del holocausto atómico al que sólo sobrevivirán las ratas.

Discursos y ensayos políticos (Alfaguara, Madrid, 1999), Ensayos sobre literatura (1957-79), Alemania, una unificación insensata (1990) y Mi siglo, 1999 (Alfaguara, Madrid, 2003), son publicados justo en el año en que es galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Letras y con el Premio Nobel de Literatura. A paso de cangrejo, 2002 (Alfaguara, Madrid, 2003), es una nueva narración de Grass, sobre la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, donde tras el naufragio de la embarcación Wilheil-Gustloff (1945), en el mar Báltico, Grass se enfoca en el sufrimiento de los alemanes.
En 2006, Grass publica su producción poética durante cincuenta años y la narración autobiografía Pelando la cebolla (Alfaguara, Madrid, 2007-2011), en la que hace pública su pertenencia a la Waffen-SS en su adolescencia, que desata las críticas por todo el mundo y las voces que le exigen que renuncie al Nobel. Por pedir perdón públicamente de su pecado de juventud, su defensa de la causa antibélica, el amparo del movimiento sandinista, su crítica al capitalismo, su denuncia a la injusticia y su imputación de los horrores, Grass merece ser perdonado.

Günter Grass, el magnánimo escritor, con 87 años de edad, se da el lujo de dejar su último libro terminado, que lleva el insondable título Von Endlichkeit (Desde una finitud); su última novela que, según su editor Gerhard Steidl, es un experimento literario, donde Grass fusiona la poesía con la prosa; una obra que seguramente el mundo literario, cultural, periodístico y político estará esperando.

15 abril, 2015
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