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Aumentó hasta un 42.6% la construcción de fraccionamientos en Morelia

Morelia, Michoacán. Un 42.6 por ciento registra el crecimiento en la construcción de fraccionamientos en Morelia, desde el inicio de esta tendencia a finales de los años 80 en el siglo pasado.

El fenómeno ha propiciado el aumento en un 4.6 por ciento de la densidad poblacional, sobre todo en el área poniente de la capital estatal, con lo que se incrementó la especulación del uso del suelo urbano y el riesgo de pérdida de zonas de reserva, con la benevolencia de las autoridades a través de sus planes de desarrollo territorial.

En el marco del Congreso Miradas Convergentes Sobre la Ciudad, que se desarrolla desde el lunes en el Centro Cultural Universitario, tanto Leslly García Sierra como Valdemar Saavedra Melgoza, del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra y de la Facultad de Arquitectura, respectivamente, ambas de la Universidad Michoacana, abordaron el crecimiento de estos complejos habitacionales.

Desde 1985, señaló García, hasta el 2015 la ciudad ha experimentado un crecimiento exponencial de los fraccionamientos en su zona poniente, con un predominio en los últimos años hacia aquellos considerados residenciales y que implican la apropiación de un contorno natural en áreas cerradas para preservar los bienes de sus moradores –generalmente de clase alta-, sobre aquellos de interés social.

De acuerdo con la investigadora, dos fueron los factores que impulsaron el aumento poblacional en la ciudad y con ello el surgimiento de nuevos centros habitacionales: la construcción de la autopista México-Guadalajara y el terremoto de 1985. Desde 1990 hasta el 2015, el surgimiento de más núcleos habitacionales impactaron en la densidad poblacional, con la cada vez mayor reducción de espacios abiertos, e impulsó hasta en un 4.6 por ciento este fenómeno de concentración poblacional en la capital estatal.

La conferencista destacó que hasta 1996, prácticamente había predominado el modelo de interés social en un 92 por ciento, sobre el particular o residencial, que en el 2015 ya alcanzaban a ser 50 por ciento en la tendencia de construir nuevos fraccionamientos. En el 2015, citó, ya se había extendido el fenómeno hacia el área conurbada de Morelia y alcanzó los municipios de Tarímbaro y Charo.

Entre los fraccionamientos con una mayor área territorial, citó el de Villas del Pedregal, con 161 hectáreas y el Campestre Erandeni, con 158 hectáreas.

Con el permiso oficial

Por su parte, Valdemar Saavedra, quien se centró en el tema Retrospectiva del proceso de urbanización en Morelia en el siglo XXI: Casos Villa del Pedregal, Altozano y Ciudad Tres Marías, destacó que desde el año 2003 se impulsó la construcción de factores en áreas colindantes con las zonas de reserva territorial de la ciudad.

El investigador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Michoacana, destacó que hasta el 2000 no se observaba ninguna construcción en las áreas colindantes con estas zonas de reserva. Los desarrollos habitacionales bajo el rubro de fraccionamientos “modernos”, residenciales, inició en los albores del siglo XXI, impulsados por normas que al no incluir en los planes de expansión urbana, dejaban a las mismas expuestas al criterio de autoridades que permitieron se fueran urbanizando paulatinamente.

Tal fue el caso de los fraccionamientos eje de su estudio, donde, que se expandieron ya más allá de las zonas de reserva, crecimiento que ligó con las reformas a los planes de desarrollo territorial implementados por autoridades federales, estatales y municipales, que han propiciado su auge y que dejaban a la zona poniente –donde más se ha replicado el fenómeno- fuera de su alcance. Bajo estas condiciones, en el 2003, inician los proyectos de Tres Marías, Montaña Monarca o Altozano, caracterizados por ser residenciales, restringidos y contar con campos de golf; en 2004, surgieron otros fraccionamientos de grandes extensiones, como La Hacienda, Villa Magna y Villa del Pedregal , aunque éstos con carácter de interés social.

El crecimiento de estos núcleos sobre zonas límite de reserva territorial, señaló, se ha propiciado en gran parte por los cabildos del Ayuntamiento moreliano, quienes aprueban los cambios de uso de suelo para uso urbano.

El experto concluyó con que la expansión poblacional periférica en la ciudad, es un efecto de la especulación urbana impulsada por el crecimiento del sector inmobiliario, a la vez que genera una deficiente dotación de servicios e infraestructura, al igual que propicia fenómenos como la inseguridad pública y se convierte en depredadora del ambiente.

Saavedra Melgoza señaló que los impactos de afectación que han generado estos fraccionamientos, sobre la reserva territorial, es un estudio que resta por hacer.

15 agosto, 2017
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