Dos presuntos líderes del cártel de Los Zetas, Miguel Treviño Morales, alias Z40, y Omar Treviño Morales, Z42, se declararon no culpables este viernes en un tribunal federal de Washington. Ambos fueron extraditados a finales de febrero desde México y enfrentan cargos por narcotráfico, uso de armas de fuego, lavado de dinero y participación en un negocio ilícito, delitos que podrían acarrearles penas de cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
Los hermanos Treviño Morales comparecieron ante el juez Trevor McFadden vestidos con uniformes azules de reo y esposados de pies y manos. Asistidos por traductores, cada uno pasó al estrado por separado mientras sus abogados declaraban en su nombre la negativa a los cargos.
Las acusaciones formales en su contra incluyen la conspiración para distribuir cocaína y marihuana con pleno conocimiento de que la droga sería enviada a Estados Unidos, así como el uso de la violencia para mantener el control de su organización criminal. Según la fiscalía, los acusados planearon asesinatos de funcionarios y ciudadanos en México y Guatemala, además de narcotraficantes rivales y exmiembros del grupo.
“El objetivo final de esta organización era la importación masiva de cocaína y marihuana a Estados Unidos, representando una amenaza directa para la salud y seguridad de sus ciudadanos”, argumentó el fiscal Jayce Born al solicitar que los acusados permanezcan detenidos mientras esperan juicio.
En la misma audiencia también compareció Alfredo Chicles Rangel Buendía, otro presunto integrante de Los Zetas, quien fue extraditado junto con los hermanos Treviño Morales. La fiscal Melanie Alsworth informó al juez que el gobierno estadounidense entregará más de 400,000 transcripciones de intervenciones telefónicas como evidencia, aunque su acceso está condicionado a la firma de una orden de protección para evitar filtraciones.
El juez programó la próxima audiencia para el 13 de junio, otorgando a la fiscalía y a la defensa varios meses para preparar el caso. Mientras los tres acusados eran escoltados fuera de la sala, otro presunto miembro de Los Zetas, Eleazar Medina Rojas, alias Chálelo, ingresó para presentar su declaración de culpabilidad.
Medina Rojas admitió haber participado en una conspiración para fabricar y distribuir cocaína y marihuana con destino a Estados Unidos. Tras ser interrogado por el juez, aceptó su responsabilidad como líder dentro de la organización criminal a cambio de un acuerdo con el gobierno estadounidense, evitando así enfrentar un juicio.