(09 de septiembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Desde finales de la década de 1980, varios procesos electorales para renovar al titular del poder Ejecutivo Federal han estado marcados por las acusaciones que indican la existencia de fraude en los comicios, a través de los cuales se imponen en el gobierno a los candidatos que ayuden a mantener los privilegios de un grupo.
En este sentido, particularmente en los comicios del 2006 y 2012, esta idea se mantuvo en el panorama con mucha fuerza, lo que provocó que las dos últimas administraciones federales sean calificadas como usurpadoras del poder, que llegaron al gobierno luego de emprender estrategias fraudulentas para obtener la “victoria”.
Al respecto, Marcos Tello, integrante del Comité de facilitadores y facilitadoras de la Constituyente Ciudadana y Popular, enfatizó que hoy en día los que se dicen representantes populares no son más que usurpadores del poder en el país, pues llegaron a ese lugar gracias al fraude y no por decisión de la sociedad.
Tello subrayó que desde las elecciones de 1988, en México se han desarrollado procesos fraudulentos, los cuales han sido la característica en cada uno de los comicios. Además apuntó que desde la llegada de Carlos Salinas de Gortari al poder, se han registrado golpes de Estado técnicos los cuales anulan el equilibrio de los poderes de la unión, eliminando los contrapesos.
“Estos procesos fraudulentos han sido la característica desde 1988. En 1988, en el momento que empiezan a consolidarse la implantación de las reformas neoliberales, se produce un gran fraude electoral. Del 88 a la fecha se produjeron varios golpes de Estado técnicos, como lo llaman los politólogos, los sociólogos; el de 1988 fue el primero de esta serie, más adelante en 1994 vamos a tener un magnicidio, posteriormente en el país se va dando una especie de golpe Constitucional para permitir la entrada de Fox a la presidencia, porque es hijo de extranjeros.
En este contexto vivimos el fraude electoral de 2006, un fraude evidente, y posteriormente vamos a tener lo que se conoció como el fraude mediático-electoral que llevó a la presidencia a Enrique Peña Nieto. Estos procesos tienen que ver con que el régimen político mexicano es un régimen que de muchas maneras implementa estas prácticas que se han configurado como estructuras de conducta, de comportamiento, de dominación hacia el grueso de la población. Lo que aquí juzgamos es a este régimen político, estamos haciendo la denuncia de los procedimientos que usa la clase política para garantizar la continuidad del sistema”, expuso.
Tello añadió que de la mano a la usurpación del poder, quienes llegan a los cargos con procesos fraudulentos se han encargado de destruir la constitución de 1917, y con ella las victorias sociales productos de la revolución de 1910. Añadió que bajo esta lógica es posible afirmar que además de cometer fraudes, los que hoy usurpan el poder se han encargado de desmantelar al Estado.
“Hay otro conjunto de elementos que nos hablan del proceso de usurpación que se ha venido produciendo en el país. Este proceso de usurpación tiene particularmente que ver con el desconocimiento, con la desarticulación, con la destrucción de la Constitución de 1917 (…) La Constitución de 1917 trazó muchos elementos como los que ponían límites al ejercicio de la propiedad privada, particularmente en el artículo 27, donde se establece la prerrogativa de la nación sobre sus bienes, el territorio se establece al interés público como el elemento que tiene que normar las relaciones de propiedad.
Todo esto se ha venido perdiendo, igual que el derecho a la tierra, la educación, los derechos laborales. Podemos decir que quienes hoy usurpan la representación nacional no sólo cometen fraudes electorales, sino han llevado adelante un proceso sistemático de destrucción de las bases jurídicas, sociales de lo que fue el Estado nacido de la revolución de 1910”, señaló.
En esta tónica, apuntó Tello, el proceso de usurpación del poder también es el proceso de destrucción de las bases de México como nación, en donde se golpea constantemente a diversos sectores del país, especialmente a los más vulnerables. Añadió que ha quedado evidenciado que para la actual administración, los designios de Estados Unidos son órdenes que se deben cumplir.
“(Con la usurpación del poder) hay un proceso de desestructuración de las clases trabajadoras. Hay un proceso etnocida, dirigido particularmente contra las clases indígenas. Hay un proceso de destrucción cultural de nuestro país en la medida que la base indígena sobre la que se levanta las diversas formas de mestizaje está siendo socavada. Hay un proceso de destrucción de las identidades nacionales, en la medida que los derechos sociales han sido conculcados.
“Hoy, por ejemplo, el derecho a la propiedad sólo es patrimonio de un grupo de oligarcas, el derecho a la propiedad sólo es ejercido por las empresas transnacionales, y de alguna u otra manera por los Estados que respaldan a estas empresas, en particular los EE.UU.”, sentenció.
Añadió que hoy en día México vive una etapa de recolonización, en donde el vecino país del norte domina totalmente a los usurpadores del poder, quienes no hacen más que seguir las líneas establecidas desde Washington.
“De 1981 a la fecha, en México como en otras partes del mundo, se está viviendo un proceso de recolonización del país. Este proceso de recolonización en términos de estructuras políticas, en términos estatales, se expresa como proceso de restablecimiento de un protectorado en México. Hoy en México el Estado carece de soberanía, hoy en México la clase política ni siquiera es una clase traidora, es una clase integrada particularmente a los intereses de las transnacionales y a las decisiones de la casa blanca.
Hoy en México ésta clase política (en el poder) obedece las órdenes directas de Washington. México es un protectorado, EE.UU. no está afuera, hablando en términos de Estado no está afuera del país, la relación con el imperialismo no es una relación de exterioridad, hoy los principales organismos estatales de los EE.UU. están enclavados en nuestro país, y la cúpula que dirige al Estado mexicano está a su servicio”, expuso.
Ante tal escenario, subrayó la necesidad de que el pueblo mexicano se organice e inicie un proceso de refundación del país, en donde el objetivo principal sea sacar del poder a quienes han llevado al país a la crisis que actualmente padece.
“No hay prácticamente posibilidad alguna de salir de la crisis en la que estamos, del desastre nacional, de eventos como el de Ayotzinapa, no hay posibilidad de salir si estas personas que hoy usurpan la representación nacional no son desalojadas del gobierno y de la representación del Estado. En las condiciones actuales debemos pronunciarnos por organizar un proceso que lleve al desconocimiento, a la división del gobierno actual, que lleve a echar a EPN y a su gobierno”, sentenció.
El objetivo: refundar a la nación y sacar a los usurpadores
Víctor Manzanares, de la Constituyente Ciudadana y Popular, recordó que la necesidad de refundar al país deriva de la sentencia del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), en donde se estableció que el Estado mexicano es el responsable de diversas violaciones a los derechos humanos puesto que ha hecho un desvío del poder.
Recordó que a partir de lo expuesto en las audiencias del TPP se determinó que los agravios cometidos son, en gran parte, resultado de la imposición del modelo neoliberal en el país.
“El TPP concluyó con una sentencia al Estado mexicano por un conjunto de violaciones a los Derechos Humanos, económicos, políticos, sociales y culturales derivados de la imposición de un proyecto económico que a sangre y fuego se ha venido imponiendo en el país, y que eso ha representado un despojo al pueblo.
A partir de la sentencia del TPP se convoca la Constituyente, con la idea de que la única manera de acabar con los conflictos del país es refundando a la nación y esto implica rescatar todo lo que se nos ha robado y regresarlo al dominio del pueblo. Implica contar con una propuesta de cómo este país puede agarrar un nuevo rumbo (…) La Constituyente debe ser construida desde abajo para refundar al país. Hay que salir a explicar por qué la actual Constitución ya no nos representa, por qué las reformas que han tenido corresponden a un proceso de despojo nacional y no un proyecto de derechos de la población. Esta Constitución ya no nos representa y representa los intereses de la gente del dinero”, dijo.