Záyin Dáleth Villavicencio/ @ZayinDaleth3_0
Morelia, Michoacán.- La industria del sexo ha cambiado y a la par de una mayor apertura en la sociedad, la fantasía ha dejado de ser exclusiva de las cintas pornográficas para ponerse al alcance casi de cualquier persona gracias a las sex-shop o tiendas de artículos sexuales.
Ya sean a través de los sitios de compras por internet o establecimientos que ofrecen una amplia gama de artículos y precios, el consumo de objetos eróticos se ha vuelto cada vez más común en la sociedad mexicana, no obstante los hombres mayores de 30 años continúan como los consumidores por excelencia.
Y es que, a decir de algunos dependientes de las sex-shop, las mujeres –en la provincia- aún son más renuentes a dejarse ver consumiendo en estos establecimientos. Sin embargo, a su consideración cada vez son más las parejas que sin “tabúes” se acercan más a sus fantasías sexuales.
En estos casos, las lociones, aceites con sabor, los disfraces, la lencería insinuante, la ropa comestible y los estimulantes sexuales son los complementos perfectos de un encuentro sexual fuera de lo común, para alguna fecha especial o simplemente para abandonar la rutina.
A demás en torno al día de San Valentín, las sex-shop registran un incremento en sus ventas de hasta un 50 por ciento respecto al resto del año ya que según una encuesta realizada por Play Kinky, una firma británica de juguetes eróticos, las mujeres prefieren tener sexo en el día de los enamorados que recibir los típicos arreglos florales.
Y aunque los porcentajes son apretados, la encuesta arrojó que un 28 por ciento prefirió recibir sexo contra un 26 por ciento que preferían flores, rosas o chocolates.
En ese contexto, las opciones sobran cuando se trata de aportarle imaginación a las relaciones sexuales, pues sólo en la ciudad de Morelia, existen más de 15 sex-shop, entre estas, Sexxxtasis, Sexo Infinito, Sex Shop México y Sexxjuguete, así como decenas de tiendas de lencería y disfraces.
No obstante, para el público más diverso las sex-shop, son opciones cada vez más socorridas, por lo que cada una de estas tiendas exhibe fuera de sus negocios variadas promociones como: “Sólo este 14 de febrero 40 por ciento en retardadores”.
Así, las vitrinas de estos sitios acentuadas con luces neones o letreros iluminados, exhiben desde lo más económico como una braga con cierre de 50 pesos, hasta trajes enteros de red que dejan casi nada a la imaginación, geles estimulantes, perfumes con feromonas, pezoneras y trajes extravagantes que oscilan entre los 250 y 500 pesos.
Aunque son los vibradores, en una amplia gama, los que despiertan mayor entusiasmo, pues de tamaños, colores y funciones, ofrecen diversas posibilidades para los usuarios y sus bolsillos y van desde los 150 hasta los mil 650 pesos.
Accesorios que son adquiridos en su mayoría por mujeres, “ya que a los hombres, más que a las mujeres les hace falta abrirse a experimentar con sus parejas”. De esta manera, el gasto promedio por cliente en estos establecimientos es de 500 a mil pesos.
Por ello, el sólo acceso a estas tiendas, aportan un entero desafío a la imaginación, pues entre esposas, látigos y disfraces, las sex-shop ofrecen escenarios que van desde el sadomasoquismo puro, hasta las más inocentes historias infantiles, que se escenifican a través de los disfraces de cuentos de hadas y los trajes de colegiala.
Sin embargo, según los dependientes el acceso a contenidos y artículos por Internet, añadido a la crisis económica, ha hecho tambalearse al tradicional sex-shop, que dieron paso a establecimientos de venta de artículos eróticos más pequeños o a convertirse en simples tiendas de lencería femenina.