Sexualidad


Sasha Grey: La intelectual del porno 2.0

Por Daniel Campos / Fuente: Hysteria

Atrás quedaron las dobles, triples penetraciones, los gangbang, las fiestas bukkake donde una Sasha Grey (1988) embadurnada de semen se veía tan a gusto, recibiendo golosa la leche de decenas de actores que no atendían la fragilidad que dejaba entrever esta menuda estrella porno. “Oh deliciosa / huesudita inalcanzable”, diría el vate Claudio Bertoni. Y aunque muchos y muchas la alcanzaron, su carrera en la industria pornográfica duró sólo cuatro años, desde que ingresó el 2006, con 18 años, retirándose el 2010, con cientos de producciones en el cuerpo.

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(13 de octubre, 2013).- No sólo filmografía porno tiene Grey, también participó en la película The girlfriend experience (2009), dirigida por Steven Soderbergh (Sexo, mentiras y video; Ocean’s eleven) y según la Internet Movie Database (IMDb), la película tiene nota 5,6 de un total de 10; y en Rotten tomatoes, un 65% de aprobación. Nada mal para una actriz cuyos grandes parlamentos fueron “Fuck me harder!!” o “Suck my cunt”, entre otras sutilezas del lenguaje triple equis. También participó en la séptima temporada de la serie norteamericana Entourage (2010), donde se interpretaba a ella misma, aunque aclara que “no exactamente, la Sasha que aparece allí es una perra, una perra encantadora, pero perra al fin y al cabo”, diría en entrevista a la Rolling Stone.

En estos momentos se encuentra trabajando en otra producción, dirigida por el español Nacho Vigalondo, donde comparte créditos con Elijah Wood, llamada Open windows.

Su paso por la música también es destacable, con la banda aTelecine, un remedo electrónico industrial, herederos de la tradición de los alemanes KMFDM. Su fundadora, Sascha Konietzko, no sólo influenciaría su música, sino también el nombre artístico de Marina Ann Hantzis, AKA Sasha Grey. También participó en el disco doble de los ingleses Throbbing Gristle, Desertshore/The final report (2012), donde canta Afraid, cóver de Nico, quien prestara su voz para algunas canciones de The velvet underground. Y con anterioridad había participado en el disco Aleph at Hallucinatory Mountain (2009), de Current 93, en la misma línea musical que sus otras colaboraciones.

Y ahora, la incansable Sasha Grey, ha publicado su primera novela titulada La Sociedad Juliette (Grijalbo, 2013), que toma el nombre de uno de los escritos del Marqués de Sade, donde dos hermanas -Justine y Juliette- comparten sus apetencias por el placer carnal. La primera, mucho más puritana y llena de culpas, mientras que la otra no escatima esfuerzos en alcanzar nuevos y mejores grados de experimentación sexual. De este modo, un grupo de millonarios globales utilizan el nombre de esta reputada muchacha para crear un club cuyo fin último es lograr niveles de permisividad sexual que harían sonrojar al mismísimo Marqués en su prisión de La Bastilla. O eso al menos es lo que pretende Grey.

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“Basé a la protagonista en mí misma cuando tenía 18 años. Una estudiante con un novio al que amaba, pero que no le prestaba la atención que debía. Y, como ella, sabía que dentro tenía algo que me empujaba a ponerme al límite. Ella lo encuentra en esta sociedad imaginaria de hombres ricos obsesionados por el sexo. Yo lo encontré en el cine para adultos. Desde entonces, he conocido a mucha gente fascinante. Son esas personas las que están en el libro”, relata en entrevista a la Rolling Stone, edición española.

En la novela podemos encontrar muchos guiños al cine, desde Bajos instintos hasta Vértigo, pasando por El síndrome Stendhal y Belle de jour. Enfocados en sus protagonistas, mujeres fuertes, mujeres crueles, mujeres aburridas, mujeres buscándose y pocas veces encontrándose. Y cómo no, si la heroína, Catherine, es una estudiante de cine, platónicamente enamorada de su profesor de teoría, al que le haría todo lo que el pavo de su novio no atina a hacer mientras ella se deshace en ganas. Y las analogías sexuales, implícitas y explícitas, están a la orden del día: “Sé qué es peor y qué me haría más daño: que un matón me dé por detrás o que un taxi me dé por detrás” (p. 40); “No quiero una polla con nombre. Quiero un hombre con una buena polla” (p. 45). Y sigue y sigue…

Si uno ha seguido la carrera porno de Grey, podrá reconocer en algunos fragmentos de la novela, tórridas escenas protagonizadas por ella, y que en su fantasía las aprovecha para demostrar que el límite entre ficción y realidad es tan permisivo como atendible. “La aparición de otro hombre a su lado me distrae momentáneamente de sus embestidas. Primero aparece uno y luego otro, y otro más. Seis, siete, ocho, nueve, todos formando un muro a mi alrededor. Todos con máscara, desnudos y empalmados. Y otros forman cola detrás de ellos” (p. 125).

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Sasha se esmera en darnos a conocer que sabe de lo que escribe, incluso, podemos encontrar consejos para una mejor vida sexual, tanto para hombres como mujeres, jóvenes y no tanto. Como este diálogo que desarrolla la protagonista de la novela con su amiga Anna, comparando el sexo con hombres viejos y jóvenes: “—Normalmente quieren follar delante del espejo para poder verse desde todos los ángulos posibles —continúa—, como si estuvieran dirigiendo su propia peli porno. Se están follando a sí mismos y tú solo eres parte del decorado. A los viejos, en cambio, les preocupa más asegurarse de que tú lo estás pasando bien. Y siempre quieren probar algo nuevo, porque ya lo han hecho todo antes y se saben todos los trucos” (p. 136).

Pero no olvidemos que “La Sociedad Juliette” es un club de poderosos cachondos, así que el poder se cuela por la novela, en especial por el trabajo del novio de la protagonista, asesor de un candidato presidencial. Aquí Grey hace una velada crítica a la política, quizás sin profundizar mucho en aquello, pero dejando en claro su posición de que los políticos son unos sociópatas. “No hace falta ningún talento innato para ser político, solo una psicopatología determinada. Así que es absolutamente correcto decir que alguien ha nacido para ser político. Forman parte de una casta selecta de individuos que prosperan en la vida utilizando las peculiaridades de su personalidad, su astucia y sus artimañas, en lugar de un conjunto específico de habilidades” (p. 151).

Los 22 capítulos de La sociedad Juliette, con 223 páginas, es un buen inicio para la carrera literaria de Marina Ann Hantzis, sacándose el mote de pornstar mundial de buena forma, y dándonos esperanzas de que en su lujuriosa y lúbrica sesera, aun hay espacio para las fantasías sexuales más apremiantes que pueda llevar a cabo un ser humano en su ruta al placer carnal. Si bien está a leguas de distancia de ser el Conde de Lautréamont o el Marqués de Sade, Sasha cacha y cachó harto.

14 enero, 2014
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