Morelia, Michoacán.-Son las comunidades indígenas las principales salvaguardas de las semillas criollas, señaló el investigador José Alfredo Pureco Ornelas, del Instituto Mora, ubicado en la Ciudad de México, quien apuntó que actualmente el riesgo latente de desaparición de la gran variedad de maíz criollo, es compartido por el pequeño productor que amenaza con extinguirse conforme las grandes trasnacionales acaparan la tierra.
El investigador agregó que las comunidades indígenas han sido las más afectadas con la introducción de las semillas de laboratorio en México, porque el gran desafío de las empresas trasnacionales como Cargill, Monsanto o Dupont ha sido desarraigar el uso de las semillas criollas en las comunidades.
Uno de los mecanismos utilizados para que las comunidades y pequeños productores dejen de sembrar semilla criolla es la falta de información, que ha generado un incremento en la utilización de semilla mejorada, ya que muchos de los pequeños productores de maíz ni si quiera saben qué variedad están sembrando, esto debido a que el gobierno ha promovido el uso de las semillas de laboratorio con la idea de que con esto se impulsa el desarrollo, al aumentar el rendimiento por hectárea.
“El incremento de la utilización de las semillas mejoradas versus las criollas, se debe a que muchas veces los campesinos no son conscientes de lo que están produciendo, y eso es un problema porque no pueden defender las variedades nativas” destacó.
En nuestro país, según los registros son alrededor de 59 las variedades de maíz criollo y la mayor parte de estas semillas se producen en los estados de Oaxaca, Chiapas y Puebla.
Sin embargo, la influencia de las trasnacionales también ha permeado en estas entidades amenazando, por igual, a los campesinos y su producción de semillas criollas.
El último censo agropecuario del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) muestra que entre 1991 y 2007 desaparecieron 350 mil unidades campesinas que producían maíz, cuyas tierras fueron acaparadas por la agroindustria. De acuerdo, al especialista este panorama indica que el sistema tradicional de producción de maíz, la milpa, tiene los días contados debido a la grave situación que viven los campesinos, los que, en la medida en que las trasnacionales ganan terreno, deben migrar en busca de su subsistencia.
Y es que, aunque los pequeños productores, es decir a aquellos que cuentan con una o 5 hectáreas, son aun el 92 por ciento de total, estos aportan el 56 por ciento de la producción. Mientras que, el 8 por ciento de los productores industriales a portan el 44 por ciento de todo el maíz que se cosecha anualmente en México. Lo anterior, es muestras del predominio de los grandes productores.
México, importante consumidor de maíz
El consumo de maíz en nuestro país sigue siendo muy importante, apuntó el investigador José Alfredo Pureco, quien destacó que anualmente se tiene un registro de 36 millones de toneladas de maíz, de las cuales 23 millones de toneladas son de maíz blanco y 13 son de maíz amarillo.
Aunque el académico reconoció que la ingesta de maíz por mexicano ha ido disminuyendo un poco, debido a la adquisición de nuevos patrones de consumo difundidos por los medios de comunicación, los que han desprestigiado la ingesta de la tortilla, México sigue estando muy por encima de los países de Centroamérica y Suramérica, ya que diariamente, en promedio, cada mexicano consume un cuarto de kilo de maíz.
Aunado a la influencia de los medios en los patrones de consumo de la población, se encuentra que ahora es más fácil adquirir productos de trigo, lo que hace que disminuya el consumo de maíz, sobre todo entre las clases medias y altas de la sociedad, mientras que las clases populares siguen manteniendo el consumo de la ancestral semilla.
Universidades deben defender maíz criollo
Ante la falta del interés del gobierno para implementar una política de conservación de la gran variedad de maíz criollo, el que forma parte de nuestro patrimonio cultural, los académicos y las universidades tienen la responsabilidad social de llevar información a los productores que les permita defender las semillas criollas.
Sin embargo, Alfredo Pureco, reconoció que las Instituciones de Educación Superior (IES) se están quedando cortas en cumplir con este papel fundamental en la preservación de la biodiversidad del maíz, reiteró que de no revertirse los efectos de la utilización de semilla mejorada se podría deteriorar más la escasa soberanía alimentaria con la que cuenta el país.