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Las personas que dependen de una taza de café matutina para empezar el día despiertos tendrán que buscar un sustituto, porque la escasez de granos es inevitable.
Según un estudio publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos este mes, la producción mundial de café en el período que va desde mediados de 2015 hasta mediados de 2016 disminuirá en unas 600.000 bolsas de granos con respecto al período anterior. Además, las exportaciones y el consumo parecen ascender en cantidades nunca antes vistas, por lo que las existencias finales de café en 2016 serían de 36,7 millones de sacos.
El país que genera el principal problema es Brasil. Este país suministra normalmente 50 millones de sacos al año, lo que representa un tercio del café del mundo. Pero una severa sequía redujo su producción de café, generando la pérdida de unas 5 millones de bolsas el año pasado, y se calcula que la cosecha próxima declinará entre 3,7 millones a 13,3 millones de bolsas.
La buena noticia del informe es que este año Indonesia y Honduras lograron equiparar las pérdidas brasileras al aumentar su producción en cantidades récord, así como un mercado de recuperación en Vietnam, que es el segundo mayor proveedor de café en el mundo (aunque no llega ni a la mitad de la cantidad generada por Brasil).
Pero esta es una situación que no se repetirá, pues es probable que la producción de Indonesia y de Honduras baje antes de que Brasil pueda recuperarse del todo. Por encima de esto, la demanda de café ha subido de forma vertiginosa. Y no solo es que las personas beban más café, sino también que beben café de mejor calidad.