Sexualidad


“El clítoris es más grande que el pene” y otros datos sobre el núcleo del placer femenino

Amy Bellete / Avant Sex

El clítoris es una de las zonas más incomprendidas de la anatomía femenina: en la cultura popular el imaginario lo piensa como un cubo de Rubik, tanto como un botón de encendido y apagado. Pero lo cierto es que en su fascinante mecanismo se cifran desconcertantes posibilidades de placer. He aquí algunos interesantes datos al respecto:

Lengua universal

La palabra clítoris puede provenir etimológicamente del griego antiguo cleís (κλείς), que significa llave. Algunos estudiosos han rastreado la palabra clítoris hacia el verbo “kleitoriazein”, que significa “hacer titilar con lascivia o buscando placer.” Lo curioso es que a pesar del origen de la palabra, clítoris conserva la misma forma en todas las lenguas europeas modernas.

El tamaño importa

La anatomía interna del clítoris lo hace tanto o más grande que el pene promedio. Los tejidos eréctiles (la mayoría de los cuáles están detrás del Monte de Venus de la mujer) se extienden por un área más grande que la anatomía interna del pene.

Eterna juventud

Una vez que el clítoris llega a su madurez, no envejece. Sabemos que las mujeres pueden tener orgasmo tras orgasmo sin periodo de refracción (como el que atraviesa un hombre luego de eyacular), pero una vez que el desarrollo físico de la mujer alcanza la madurez, el clítoris permanece en la cima de su poder durante toda la vida. Esto significa que una mujer siempre tendrá la misma capacidad orgásmica, no importa si es adolescente o tiene 90 años.

Racimo de terminaciones nerviosas

Decir que el clítoris es sensible es una obviedad: en una zona más pequeña que una moneda, el clítoris conjura 8 mil terminaciones nerviosas –el doble de las que tiene el glande del pene, y muchas más de las que se encuentran en las puntas de los dedos, la lengua o los labios.

Rutina de ejercicios

El “juego previo” no es solamente una vía para estimular el despertar del clítoris: una forma de alcanzar orgasmos mucho más intensos puede ser una simple caminata. 20 minutos de ejercicio moderado pueden contribuir a la estimulación genital de una mujer en un 168%, y el efecto persiste durante horas. Antes del coito y de una buena sesión de besos, una larga caminata puede activar la pasión de maneras inimaginables.

Clítoris y cerebro

El orgasmo se origina hasta en seis diferentes tejidos, no solamente en el área genital. Los impulsos nerviosos que el clítoris recibe a través de la estimulación directa viajan al cerebro y ayudan a construir el orgasmo, pero las rutas de este suelen cambiar durante el embarazo, la lactancia y luego de la menopausia. El neocórtex (la zona del cerebro encargada del pensamiento racional) puede entorpecer el orgasmo: es el hipotálamo (o “cerebro primitivo”) el que se encarga de activarlo finalmente. A medida que nos acercamos al orgasmo, el clítoris es el centro maestro que integra la información que viene del hipotálamo (“¡VAMOS!”) y la promedia con la información del neocórtex (“¡ALTO!”), además de la del sistema nervioso. En otras palabras: la ruta al orgasmo es más sensación y menos racionalidad.

19 enero, 2014
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