El jardín de los Olivos fue la sede de la celebración del Corpus Christi en la comunidad de Tzintzuntzan, en la rivera del lago de Pátzcuaro. Ahí, entre comida y música, los Purépechas se concentraron para celebrar sus “protocolos” en torno a la fiesta religiosa; los cuales van desde realizar un desfile con el Sagrado Sacramento, hasta subir a un palo encebado.
Desde las 11:00 horas comenzó el festejo y cuando el sol se ocultó, la gente seguía en la fiesta. Por la tarde y después de una misa llegó el tiempo de “la aventadera”, actividad en la cual cada una de las estaciones o altares -que se dedican a los oficios de la comunidad- regalan artesanías en barro, fruta, dulces o plásticos a las personas que están cerca de ahí; una pequeña batalla se genera al tratar de conseguir los objetos.
Mientras esto sucede, tres equipos de hombres se dedican a tratar de subir por el palo encebado que mide 15 metros aproximadamente.
Lo llenan de arena para “que agarre” y apoyándose en los hombros de sus compañeros tratan de llegar a la recompensa que hay en la cima.
Dos lechones son cubiertos de manteca también, y sobre el pasto se sueltan para que corran y los niños traten de agarrar al resbaladizo animal.