Álvaro Cepeda Neri
Si desde Miguel Alemán (1940) hasta Zedillo (2000), el priismo fue la corrupción, las raterías y los malos gobiernos, los doce años del PAN con Fox y Calderón (2000-2012), pasaron a ser la delincuencia organizada del cártel derechista que, desde la fuga facilitada al Chapo Guzmán hasta los más de 100 mil homicidios, fue el remate de una época que hundió al país económica y socialmente, para arrojar 40 millones de mexicanos sin empleo, sobreviviendo en la piratería, la prostitución, la delincuencia, la venta de drogas y 80 millones en la pobreza que la señora Robles no ha sabido resolver.
En ese desastre, no hay inversión privada ni pública, aumentan los precios, se retrae el consumo y el gobierno federal no paga sus deudas, lo que tiene a la economía entre la recesión y el estallamiento social por falta de soluciones. Sólo hay escándalos de corrupción porque durante dos sexenios, familiares, amigos y socios del foxismo y calderonismo robaron, saquearon, cometieron fraudes y recibieron sobornos para otorgar contratos en Pemex; a la que dejaron quebrada porque tanto ellos como ahora los Peña le quitan las ganancias para pagar sus sueldos y los favores a la cúpula sindical con Romero Deschamps.
Hace más de 13 años, el foxismo y funcionarios menores facilitaron la evasión de “El Chapo”, ninguno de los cuales está encarcelado. Los Bribiesca, hijastros de Fox e hijos de la vicepresidenta Marta –cómplice de Elba Esther Gordillo– abusaron del poder del vaquero cocacolero que ya le anda por fumar y vender marihuana.
El sexenio foxista fue el desastre en todos sentidos; culminado por el calderonista en medio de un baño de sangre y la complicidad en el incendio de la Guardería ABC, porque la prima hermana de la esposa de Calderón, era una de las dueñas y está libre, cuando debería estar sentenciada a cadena perpetua por el homicidio de 49 niños y 74 dañados de por vida por las quemaduras. Y apareció la empresa Oceanografía.
La revista Contralínea publicó la información sobre sus abusos y a cambio fue demandada con la ayuda de un corrupto aparato judicial vendido para impartir injusticias. Y otra vez aparecen los Bribiesca, Fox y Calderón, porque se hicieron pendejos para dejar que esa empresa cometiera fraudes a Pemex y a Banamex.
Lo que tiene atrapado al país, además de la mala conducción política y económica, es la corrupción que se recrudeció desde Salinas y continúa hasta hoy con Peña. El poder presidencial absoluto del priismoempanizado, lo ha corrompido todo (como en la divisa aquella del politólogo inglés Lord Acton: “el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”). Con “El chapo” Guzmán, los Bribiesca, los Fox, los Calderón, están los empresarios de Oceanografía.
Si los mexicanos no ejercen sus derechos republicanos y democráticos saliendo a las calles a protestar y exigir que los rateros, al menos, no ocupen cargos públicos, la Nación seguirá su ocaso y el presidencialismo, con sus desgobernadores y jueces, se puede convertir en un despotismo dictatorial; o un golpe de Estado Militar podría hacerse del poder público y privado.