César Vázquez / @LetraMia
Morelia, Michoacán.-Científicos de cinco universidades en Michoacán investigan alternativas para la producción de maíz sin aplicación de químicos; el principal objetivo es encontrar bacterias y hongos orgánicos para poder utilizarles como fertilizantes naturales y regresar la vocación de producción a la tierra.
El proyecto se trabaja en los estados de México, Michoacán y Guanajuato, participan la UNAM; la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), el Inifap, la Universidad Autónoma de Chapingo, el Cinestav, el Colegio de Posgraduados y el Instituto Politécnico Nacional.
John Larsen, del Centro de Investigación en Ecosistemas (CIEco) y Miguel Nájera, del Instituto de investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (Inifap) hablaron del proyecto como el reto para encontrar la manera de devolver la vocación a la tierra y hacerla productiva y eficiente como lo era hace un promedio de 50 años, antes de que se comenzaran a utilizar los fertilizantes químicos y todo se realizaba utilizando abonos naturales, en casos especiales, buscando variedades de planta que lograran tener mejor rendimiento.
La búsqueda de encontrar mejores alternativas orgánicas radica principalmente en cuestiones de salud para los consumidores y para los organismos natrales, por lo que se busca que paulatinamente disminuya el uso de agroquímicos y se pueda utilizar alternativas naturales.
Para ello el trabajo se ha distribuido entre las cinco universidades de gran prestigio en Michoacán, el reto es poder encontrar verdaderas alternativas sustentables para la producción de maíz, en un primer momento, pero se está analizando desde variedades, suelos, flora y fauna, hasta los aspectos culturales que tienen los agricultores para poder cosechar este sagrado alimento.
EL CIEco y el Inifap comparten la encomienda de encontrar organismos orgánicos alternos a los biofertilizantes, reto por demás complejo, pues a decir de Miguel Nájera, dichos organismos están en la misma tierra y en los sectores donde se produce el alimento,
“consideramos que se ha hecho un excesivo uso de agroquímicos que casi han desaparecido por completo esos organismos que fungían como propulsores del crecimiento y dotación de buenas sustancias para el crecimiento del maíz”.
La situación es que los componentes agroquímicos sólo vinieron a buscar sustituir a los componentes agrobiológicos, estos últimos que ella existen en la naturaleza y solo es necesario saber utilizarlos y la manera de cuidarlos.
Sin embargo, el poder hacer esta sustitución, también debe darse desde la actitud de los productores, por lo que se está trabajando directamente con ellos para poder llevar el proceso.
“No sabemos cuánto tiempo se puede llevar la transición, pero de que es posible lo es: por ejemplo, en Cuba se vieron en una necesidad de hacer la transición de un ciclo a otro, claro que las circunstancias fueron otras, pero de que ha quedado demostrado que volver a los orígenes de producción es posible y sustentable, sin utilizar plaguicidas ni insecticidas, y lo hicieron sin dinero”, explicó Larsen.
Ese logro es simbólico en relación a que el logro puede ser posible, sobre todo porque no hace más de medio siglo que se comenzó a utilizar masivamente los agroquímicos, pero se ha demostrado que estos son nocivos, y que se puede regresar a la cadena productiva de antaño para acompañarla ahora con investigación y asesoría de expertos.
La dirección del proyecto lo encabezan seis investigadores de distintas universidades, cada uno de esos seis responsables tiene a cargo todo un ejército de académicos y estudiantes a nivel de posgrados, todos ellos tratando con diferentes tipos de microbios benéficos, cada academia en su especialidad y donde se trabaja en una buena colaboración para poder llegar a tener una propuesta de manejo en la producción de maíz.
“Lo que decía John es muy interesante en cuanto al cambio de insumos, porque los agricultores están acostumbrados a utilizar ese tipo de aditamentos de manera artificial, cuando muchos de lolos están en la naturaleza, en las propias parcelas de los agricultores, y muchas de las veces no se ha utilizado con el potencial que tienen”, explicó Miguel Nájera.
De hecho, entre las parcelas a investigar y comparar se tienen predios en el Valle de México donde no se utilizan ningún tipo de agroquímico ni insecticida, el problema que tienen es que se enfrentan a plagas en las plantas.
Otro de los sitios bajo inspección es en la rivera del Lago de Pátzcuaro, en Michoacán, donde se está haciendo un uso mediano de fertilizantes, pero que precisamente se hacen sin ningún control, y finalmente, otro de los sitios bajo estudio se realiza en el estado de Guanajuato, donde ya hay una gran presencia de enfermedades supuestamente derivadas del uso de una gran cantidad fertilizantes y pesticidas.