Morelia, Michoacán.- Del año 2003 al 2016, al menos 14 periodistas de Michoacán fueron desaparecidos o asesinados; la mayoría de los casos ocurrieron en la región Tierra Caliente, zona donde existe una fuerte operatividad del crimen organizado.
De acuerdo al informe “Periodistas Desaparecidos en México”, presentado en 2016 por la organización defensora de la libertad de expresión “Artículo 19”, Michoacán se ubica en el tercer lugar nacional con mayor número de homicidios y desapariciones de periodistas, antecedido por Veracruz y Tamaulipas.
Uno de los casos en los que posiblemente se vio involucrada la Policía Municipal es el del periodista Cristian Axel López Cruz, quien presumiblemente fue requerido por elementos de la Policía de Apatzingán el 21 de julio de 2006, sin embargo, el comunicador nunca fue presentado ante ninguna autoridad y su paradero aún es desconocido.
Dos años después, en ese mismo municipio de la región Tierra Caliente, Mauricio Estrada, quien se desempeñaba como reportero en el periódico La Opinión de Apatzingán fue levantado en esa ciudad el día 15 de febrero de 2008.
A mediados de 2009, el periodista de la televisión local de Zamora, Rafael Pérez, también fue privado de su libertad sin que las investigaciones hayan arrojado resultados positivos.
El 11 de noviembre de 2009, en esa misma demarcación, la periodista del Diario de Zamora y corresponsal de Cambio de Michoacán, María Esther Aguilar fue privada de su libertad por un comando armado que la interceptó cuando salía de su domicilio. La mujer de 32 años, se especializaba en la nota roja.
Apenas nueve días después, el 20 de noviembre de ese mismo año, en el crucero de la tenencia Felipe Carrillo Puerto, mejor conocida como “La Ruana”, en el municipio de Buenavista Tomatlán, pobladores fueron testigos de cómo civiles armados levantaron a Antonio García Apac, periodista del diario Ecos de la Costa; casi ocho años después, “El Chino”, como le apodaban, sigue desaparecido.
Entre los casos más recientes se ubica el del periodista y activista Ramón Ángeles Zalpa, corresponsal del diario estatal Cambio de Michoacán, quien desapareció en el municipio de Paracho el 6 de abril de 2010, minutos después de conducir su vehículo rumbo a un centro universitario donde se desempeñaba como académico, lugar al que nunca arribó.
Aunado a las desapariciones, otros periodistas michoacanos han sido asesinados y en la mayoría de los casos, los responsables nunca fueron detenidos y las causas por las que atentaron contra su vida nunca fueron reveladas.
Uno de estos casos es el de Jaime Arturo Olvera Bravo, quien se desempeñaba como reportero en el municipio de La Piedad y en marzo de 2006 fue atacado a balazos por tres sujetos armados, dos de ellos capturados, sin embargo, nunca se supo el móvil del asesinato.
En el municipio de Uruapan, el 8 de diciembre de 2007, el reportero del diario La Opinión de Michoacán, Israel García Pimentel fue agredido con dos armas de grueso calibre cuando salía de un hotel de esa ciudad. El móvil del homicidio y la identidad de los agresores nunca fueron esclarecidos.
En ese mismo año, en el municipio de Tuxpan, fue asesinado el periodista y empresario en medios de comunicación de Zitácuaro, Juan Pablo Solís.
El 4 de junio de 2008, Miguel Ángel Villagómez Valle, director del medio de comunicación La Noticia de Michoacán fue localizado sin vida en el estado de Guerrero, por lo que la fiscalía de esa entidad atrajo las investigaciones.
Un año más tarde, el 12 de julio de 2009, Martín Javier Miranda Avilés, periodista del diario Panorama del Oriente de Zitácuaro fue localizado sin vida y con heridas de arma punzocortante en el interior de su vivienda.
Otro de los casos que más laceraron al gremio periodístico de Michoacán fue el asesinato de Enrique Villicaña Palomares, ocurrido el 10 de abril de 2010 en la ciudad de Morelia. Villicaña, quien era ex titular del Sistema Michoacano de Radio y Televisión había sido extorsionado y posteriormente privado de su libertad días antes de su localización sin vida. La Fiscalía estatal detalló que el ex funcionario había fallecido por lesiones de arma punzocortante.
Un asesinato más se reportó el 6 de julio de 2010; la víctima: Hugo Alfredo Olivera, reportero del municipio de Apatzingán y propietario de la Agencia de Noticias ADN fue localizado sin vida en el interior de su vehículo sobre la carretera Apatzingán – Buenavista; su cuerpo presentaba diversas heridas provocadas por proyectil.
El más reciente homicidio de un trabajador de medios de comunicación en Michoacán, se reportó el 2 de mayo de 2013, día en que la exconductora de un programa de música grupera, Rosa María Ríos fue atacada a balazos en la capital del estado, presuntamente al oponerse a un asalto.
Otra muerte que causó expectación pero que no fue catalogado como un homicidio, fue la del periodista Pablo Madriz Rojas, quien falleció en un accidente automovilístico apenas cuatro días después de haber presenciado el asesinato a machetazos del diputado local Osbaldo Esquivel Lucatero, hecho en el que el comunicador también resultó lesionado pero sobrevivió a las heridas.
Tras haber sido testigo del homicidio del legislador, Madriz Rojas fue llamado a declarar para hacer una reconstrucción de hechos, pero al trasladarse a la ciudad de Morelia, un vehículo invadió el carril contrario y se impactó contra el automotor donde viajaba el periodista, quien perdió la vida en el lugar.
De acuerdo al informe presentado por “Artículo 19” el 96 por ciento de los periodistas desaparecidos o asesinados, abordaban en su labor periodística temas relacionados a la inseguridad, violencia, delincuencia y corrupción con posibles autoridades involucradas.