Pedro Cervantes / @thachi3_0
En México, hablar del 2 de octubre nos remonta inmediatamente al año de 1968 y la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Sin embargo, en esa misma fecha pero dos años antes, es decir en 1966 inició la lucha estudiantil en la ciudad de Morelia.
Corría la tarde del 2 de octubre, un grupo de estudiantes realizaba un mitin en el portal Matamoros, en contra del gobierno encabezado por Agustín Arriaga Rivera, por el alza del trasporte público. Estaba repleto de estudiantes y miembros de la sociedad civil que demandaban una disminución en las tarifas, así como la municipalización del transporte.
Un grupo de “porros” del PRI mandados por Héctor Ruiz Aburto, jefe de la Policía Judicial del estado, les quitó el sonido a los manifestantes, llevándolo al edificio policial, ubicado en el centro de Morelia. Los manifestantes acudieron a recuperarlo, pero fueron recibidos con golpes a mano limpia, con cadenas y a balazos.
El joven Everardo Rodríguez Orbe fue asesinado, era estudiante de la Universidad Michoacana. Efrén Capiz, orador de la concentración, tomó el cuerpo de Everardo, considerado como una “víctima del gobierno”, y lo llevó al Colegio de San Nicolás, para después hacer un mitin nuevamente en la Plaza de Armas.
Ese día la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, llamó a sesión de Consejo Universitario para el 3 de octubre. Durante el pleno se decidió que la Casa de Hidalgo estallaría en huelga, hasta que cesaran al gobernante en turno. El aula mater fue utilizada como velatorio del joven, al que asistieron miles de estudiantes, profesores, trabajadores y ciudadanos.
En el traslado de Everardo al Panteón Municipal se llevó a cabo una mega marcha, desde el Colegio de San Nicolás hasta la tumba, la cual estuvo custodiada por aviones del Ejército Mexicano. Al mismo tiempo, los estudiantes secuestraban unidades de transporte público, con los que dieron servicio gratuito a la ciudadanía en Morelia.
El papel del gobierno
Arriaga Rivera, narra en su libro autobiográfico, que la respuesta del gobernador priista fue avisar al gobierno federal encabezado por Gustavo Díaz Ordaz y el secretario de gobierno, Luis Echeverría Álvarez de la situación que permeaba en Morelia, las primeras llamadas fueron ignoradas, según relata, pero días después se envió a un grupo de paracaidistas del Ejército y se justificó: “hice la política como me la enseñaron”.
Al mismo tiempo Arriaga movilizaba a toda la estructura del partido priista para que custodiara la casa y el Palacio de Gobierno. La policía secreta mexicana, interceptó a estudiantes que venían de otras partes del país para solidarizarse en la lucha.
El día 6 de octubre llegó el grupo especial del Ejército encabezado por el general José Hernández Toledo, quien también sería el general al mando dos años después en la matanza en Tlatelolco. Junto con la XXI Zona Militar con sede en la ciudad de Morelia, tomaron completamente las instalaciones de la Universidad Michoacana .
Para el día 8 del mismo mes, se pidió una relación de las casas de estudiante, las cuales fueron desalojadas por órdenes del mismo Díaz Ordaz, igual que fueron allanadas casas de profesores de la universidad y domicilios particulares de alumnos, así como el sanatorio de la luz, donde el personal médico y enfermos fueron detenidos por la milicia.
El Colegio de San Nicolás fue convertido en cuartel militar y el gobierno de Arriaga Rivera impuso una nueva Ley Orgánica a la universidad, la cual consistía en que la máxima autoridad universitaria sería una junta de gobierno.
Estudiantes organizados
Fue una semana de convulsión social, los habitantes de la capital michoacana indignados por el sitio del Ejército, se solidarizaron con los estudiantes y profesores de la Michoacana.
Pues el papel de la Gendarmería Nacional quedó expuesto y desató la indignación social tras catear casas particulares, entre las que destaca la casa del poeta michoacano Ramón Martínez Ocaranza, quien junto a su familia fueron llevados a la XXI zona militar.
Otros de los detenidos fueron Efrén Capiz; RafAel Talamantes; Sebastián Dimas, secretario del Partido Comunista Michoacano, y Joel Caro, presidente del Consejo Estudiantil Nicolaita.
El 8 de octubre el ejército dispersó una concentración de estudiantes, profesores y sociedad civil en el que se exigía la libertad de los presos políticos. Cuentan que parte de los líderes estudiantiles del 68 estuvieron en Morelia apoyando.
Algunos historiadores creen que este acto en Morelia es el preámbulo de todo el movimiento estudiantil de 1968 en la Ciudad de México. Esto porque en mayo de ese mismo año se realizó “la marcha por la libertad”, la cual tenía como idea seguir la ruta de Hidalgo, para pedir la liberación de los presos de 1966.