“Este nuevo despojo adquiere su expresión condensada en la oleada de privatizaciones de bienes y servicios públicos de los últimos 30 años: tierras, medios de comunicación y transporte, telecomunicaciones, banca y servicios financieros, seguridad pública y servicios militares, petróleo y petroquímica, minas y complejos siderúrgicos, sistemas de seguridad social y fondos de pensión de los trabajadores, puertos, carreteras, sistemas de agua potable, represas, energía, hasta el proceso perverso a lo largo y ancho de América Latina de la imposición sin fronteras de la minería a cielo abierto, destructor de la naturaleza y de las vidas humanas”, anunciaba en abril pasado el catedrático emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México Adolfo Gilly.
Meses atrás, recordaba Gilly, se trató de evidenciar que la Reforma Energética no sólo significa entregar al capital y al dominio extranjero, áreas vitales de la economía nacional, sino rendir defensas militares elementales, abrir la soberanía nacional a las ambiciones, los intereses y las necesidades bélicas de EE.UU. y con ello revertir la expropiación petrolera de 1938, como en su momento Carlos Salinas revirtió la Reforma Agraria de 1936.
Desde la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia, una serie de reformas habían sido anunciadas con bombo y platillo, la Reforma Energética, la más esperada, llegó a su fase final, pues a decir de organizaciones sociales y campesinas, las votaciones que se realizan en el Congreso de la Unión sólo buscan legalizar algo que ya se venía efectuando, el despojo de tierras.
Ante lo que parece la inminente aprobación, también se anuncian las protestas, una de ellas, a realizarse el próximo 23 de julio desde primera hora del día convocada por organizaciones campesinas, entre ellas, El Barzón.
Protestar en “contra de las disposiciones en materia de energía eléctrica y de hidrocarburos. Esta es una reforma sumamente nociva que el día de hoy votarán los diputados, la otra semana será el debate y la votación en la Cámara de Senadores y tiene graves problemas porque va a provocar un despojo generalizado de tierras principalmente en los estados de Zacatecas, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Tamaulipas, toda la parte de Veracruz y una serie de regiones del estado de Tabasco donde las empresas petroleras y gaseras están decididas a sacar a los propietarios, a los grupos indígenas y a los muchísimos ejidatarios de sus lugares con el propósito de realizar las excavaciones para explorar petróleo y también gas” señaló el presidente de El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar en entrevista con Revolución TresPuntoCero.
Para el líder campesino, con la reforma energética, los acuíferos se encuentran en peligro, principalmente los ubicados en la zona norte del país dada su sobre explotación y la nula atención gubernamental, sitios donde el agua generada es destinada al consumo y al riego, no obstante, señala Ramírez Cuéllar, ahora se acabarán con los acuíferos en aras de usarlos para romper rocas a través de la inyección de grandes cantidades del líquido, provocando una sequía, desertificación y daños medioambientales irreversibles, apunta.
Habitantes de la zona rural se han manifestado en contra de la misma, tal es el caso del coordinador de enlace territorial del pueblo de San Pablo Oztotepec, Milpa Alta, Jesús Rosete Ortiz, para quien a propósito del centenario de la ratificación del Plan de Ayala en este sitio, las condiciones de hartazgo de la población son las mismas que la orillaron un siglo atrás, a rebelarse contra el “mal gobierno”.
“Las mismas condiciones, los mismos considerandos, y postulados que nos dice el Plan de Ayala, en este momento queremos ratificarlos, ratificarlos porque el gobierno se ha separado de las obligaciones que tiene con el pueblo”, declaró este viernes Rosete Ortiz.
El coordinador señaló que la solución se encuentra en la organización social.
“En nosotros está como pueblo organizarnos para echar abajo todas estas reformas que nos han impuesto, desde la educativa, la hacendaria, la energética. Hoy nos dicen que viene una nueva reforma al campo, sin modificar la esencia la propiedad social que actualmente tenemos. Esto es mentira. Ante la reforma energética aprobada el día de ayer, el capital privado va a poder expropiar cualquier tierra sea ejidal, sea comunal o sea privada”, manifestó.
Y es que durante 13 horas y tras 69 intervenciones, la Ley de Hidrocarburos ya había sido aprobada en lo general la noche de este jueves, entre máscaras de Lázaro Cárdenas portadas por la bancada perredista y defensores a ultranza de Enrique Peña Nieto.
El académico Adolfo Gilly meses atrás escribió su conclusión al respecto: “En estos tiempos impíos y en este mínimo planeta amenazado, razonar con lucidez y obrar con justicia conduce a la indignación, el fervor y la ira, allí donde se nutren los espíritus de la revuelta, pues el presente estado del mundo de los humanos es intolerable; y si algo la historia nos dice, es que, a su debido tiempo, no será más tolerado”.