Por Juan Espinoza Madrid
Carlos Herrera Tello no es político formado en la lucha democrática, es un “empresario” que no ha tocado las calles para intentar transformar la vida pública del estado o del país; de formación priista, espacio donde se le nota cómodo, incluso más que en el espacio perredista, Herrera es un neopolítico de clase alta que dista de entender el sentir de aquellos políticos michoacanos de oposición de los años 80s y 90s, y que conocen de los procesos juridico-electorales.
Tello nace a la vida pública apenas hace 6 años, de la mano de Silvano Aureoles Conejo, es electo en 2015 como alcalde de Zitácuaro y en 2018 logra la reelección gracias al equipo jurídico del PRD, es decir, su experiencia es muy limitada en la batalla electoral y democrática.
Ante la inminente derrota, Herrera acusa una elección “atípica”, principalmente en los distritos electorales de Múgica y Lázaro Cárdenas, en donde sin decirlo directamente, acusa la intervención de poderes fácticos (crimen organizado) en la elección. En ello centra su defensa jurídica de la mano de un inexperto electoral al cual presentó en su rueda de prensa, pero además asesorado por un despacho jurídico de la Ciudad de México.
Según Herrera las “conductas atípicas” provocaron una votación triunfadora de morena en esos distritos. Tello señala la existencia de mensajes de WhatsApp que le enviaron, videos en Facebook o manifestaciones en las redes sociales, sin embargo, no señala en ningún momento sobre la existencia de pruebas reales y con alcance jurídico que permitan acreditar sus dichos, todo lo deja en supuestos que son imposibles de comprobar.
A pregunta de los periodistas en el sentido de que si los videos o mensajes a los que hace mención son suficientes para acreditar lo que acusa, el propio Herrera responde “no lo sé”; la respuesta deja evidente su falta de entendimiento jurídico, y algún zalamero le hace creer que tiene posibilidad jurídica de acreditar sus manifestaciones, y la verdad no es así, no tiene forma fehaciente de acreditarlo, por consecuencia sus impugnaciones no van a prosperar.
La falta de experiencia en la lucha democrática, no le permite a Carlos Herrera visualizar su realidad política y jurídica, alguien le hizo creer que podría revertir la votación e incluso que se puede anular la elección, es decir, lo están engañando.
La determinación de Herrera Tello de impugnar y retrasar la validez de la elección resulta irresponsable, no va a lograr sus pretensiones, y lo único que hará será retrasar el avance de la transición del gobierno, lo que puede generar inestabilidad, afectar la gobernabilidad y tranquilidad del estado. Carlos debe recapacitar y reconocer su derrota, y ello solo para que Michoacán pueda cerrar un ciclo y empezar otro.