El camino a Naranjo de Chila es híbrido; entre terracería y pavimento, son casi 10 kilómetros desde la carretera federal y el calor se intensifica conforme se avanza. Este poblado ubicado en Aguililla es el pueblo natal de Nemesio Oseguera “El Mencho” líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Fuerzas especiales del Ejercito Mexicano y la Policía Michoacán tienen el control de la seguridad de ese lugar desde hace una semana; entraron sin resistencia.
El pueblo es tranquilo a simple vista, son pocos habitantes y la plaza está vacía debido a que la mayoría anda en labores del campo; son ganaderos o agricultores de maíz. Eso dicen algunos que observan desde unos tejaditos.
“Creo que ese señor ya ni casa tiene aquí”, afirma un joven que descansaba en un camastro; Hace mucho tiempo que se fue de aquí”, platica (con notorias ganas) en referencia a Nemesio Oseguera. Algunos textos y periódicos refieren que en ese lugar “El mencho” quería regresar, pero ahora, ya está tomado por las fuerzas federales, así como todo Aguililla.
El Ejercito Mexicano, cerca de esa zona realiza una demostración sobre el trabajo que realizan para detectar explosivos enterrados, el equipo anti bombas usa detectores de metal y trajes especiales; el sábado pasado una persona murió en el Aguaje a causa de una mina casera.
Un rio divide las pequeñas poblaciones pegadas, la vida sigue su curso como cualquier otro día pero ahora con Sandcats, hummvies y camionetas militares. Los letreros del camino hacia Naranjo están todos baleados, un par de camionetas volteadas y destruidas se esconden entre la maleza de una pequeña barranca; una plantación de agave azul se distingue entre el árido paisaje; esta planta es distintiva de Jalisco y usada para hacer Tequila.
Una escuela en el Limoncito, sobre la carretera cerca del Aguaje, está abandonada y destruida, entrar en ella genera incertidumbre ya que el primer salón tiene hoyos de balas en sus paredes, pizarrones y mobiliario. Ahí se daban clases y ahora es un sitio abandonado que fue usado como barricada y testigo de enfrentamientos entre miembros del Cartel de Los viagras y los de CJNG. Las casa ahí cercanas siguen abandonadas, saqueadas y destruidas, eran usadas como fortines.
Ante la entrada de las fuerzas de seguridad, El aguaje y el Limoncito están tranquilos, comienza a regresar algunas personas a limpiar las casas que dejaron, otros están resanando los agujeros de las balas de sus fachadas y negocios; los soldados hacen labor social como barrer y consultas médicas, la gente no quiere hablar por miedo o precaución pero si se preguntan sobre el futuro, no creen que “El gobierno vaya a estar mucho tiempo”.
Las “heridas” del conflicto comienzan a hacer visibles, más ojos las ven y las consecuencias de una guerra entre cárteles en el zona salen a flote con “la llegada del gobierno”, así se refieren los habitantes cuando miran llegar fuerzas de seguridad.