A estas vacas les han implantado una cánula ruminal. Es un sistema que aplican los veterinarios a algunos animales, que consiste en abrir un agujero en un costado para poder acceder de forma permanente a su estómago. Una vez instalada la fístula basta introducir la mano en el estómago de la vaca para sacar una muestra del alimento que se desee analizar. Para evitar que se salgan los jugos gástricos, la fístula está provista de un tapón de plástico que permite a la vaca hacer vida “normal”.
La finalidad de este método es investigar el proceso digestivo de cada uno pienso que se le suministra a la vaca, siempre con el propósito de obtener la mayor productividad en leche y carne, ahorrando todo lo posible en costes.
Este es uno de los muchos experimentos inverosímiles y espantosos que se realizan diariamente, en una sociedad que valora a los animales no humanos como objetos de uso y consumo.