Enrique Alvarad/@kikin_agz
(25 de marzo, 2014).- Más de un año después, de que Peña Nieto lanzara la Cruzada Nacional Contra el Hambre como solución para uno de los lastres que más afectan el país, su administración se regodea entre resultados que, desde la perspectiva de algunos especialistas, son poco confiables y difíciles de leer.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, organismo encargado de medir el éxito del proyecto, al menos ahora y durante un año más, será imposible medir el impacto de la Cruzada en la alimentación del sector objetivo, que de acuerdo con cifras oficiales son aproximadamente siete millones de mexicanos.
No obstante, eso no ha sido impedimento para Peña Nieto a la hora de exaltar su éxito. “A un año de distancia resulta muy alentador ver y apreciar avances, que de esos siete millones… tres millones de mexicanos hoy en día, a un año, tienen asegurada una mejor alimentación”, declaró el mexiquense a finales de enero.
Contrario a ello, Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, detalló que “es muy difícil que haya resultados”, por lo cual la dependencia que encabeza de la mano del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ya preparan un primer levantamiento de información el cual darán a conocer en 2015.
Dicha cruzada, se planteó en un principio para los 400 municipios más pobres y con mayores padecimientos de alimenticios, gracias a lo cual, de acuerdo con el Gobierno Federal, tres millones de mexicanos ahora comen mejor. Sin embargo, Comedores casi abandonados o con servicio esporádico en el estado de Guerrero –uno de las más pobres de México- demuestran las carencias del programa estrella del peñanietismo, situación que fue constata por la agencia norteamericana Associated Press (AP) durante un recorrido.
De acuerdo al reporte de AP, tres comedores comunitarios –uno de ellos situados en el poblado de Cochoapa el Grande- que debieron de haber operado en la entidad sureña se encontraban fuera de servicio al momento de la visita, a lo cual las autoridades en voz de Omar Garfias, secretario técnico de la llamada Comisión Intersecretarial de la Cruzada contra el Hambre, dijeron desconocer el porqué.
“Claro que tenemos que eventualmente identificar qué problemas tenemos y cómo irlo mejorando, pero eso no descalifica la herramienta”, declaró Garfias, quien negó que problemas específicos sean síntomas de fallas generales en el programa.
A su vez, La Secretaría de Desarrollo Social indicó que el proyecto ha instalado cerca de 500 comedores comunitarios donde supuestamente se ofrecen 120 mil raciones de alimento diariamente, así como dos cocinas en el puerto de Acapulco, cuya existencia u operación no se ha podido constatar del todo.
En Cochoapa el Grande, donde se encontró uno sin servicio, las versiones de los campesinos que debieran verse beneficiados, indican se debe a que los alimentos se agotaron, situación que se explica ya que la mayoría de la comida llega enlatada de las principales, esto a su vez imposibilita el desarrollo agrario en beneficio de los pobladores.
Sobre este problema, Xaviera Cabada, coordinadora de la campaña de Salud Alimentaria de la asociación civil El Poder del Consumidor, explica que los programas de combate contra la pobreza se han diseñado normalmente como un modelo “asistencialista (que) de alguna forma perpetúa ciclos de pobreza”.
“La cuestión es que los programas deben ir inclinados no sólo a una cuestión asistencialista, sino que se realice de una forma participativa, donde la comunidad busque sus propias soluciones y tú como gobierno funciones como facilitador”, añadió Cabada.
Otro de los señalamientos por parte de los detractores de la Cruzada, es que basen su éxito en la cantidad de inscritos, sin que por ello los beneficios en la población sean sustanciales. De igual forma, se ha indicado que en realidad no es un programa social, sino una estrategia que conjunta múltiples mediadas del Ejecutivo como la inversión monetaria a los sectores sociales más golpeados.