Waldemar Aguado / @Walo3_0
Después de años de que en Ruanda se masacrara a los Tutsis, el fotógrafo Pieter Hugo reúne a familiares de las víctimas con algunos autores de los asesinatos. El New York Times publica las historias.
En 1994 un grupo radical de la etnia mayoritaria de Ruanda, la etnia Hutu, masacró a la minoritaria, los Tutsis, con el objetivo de exterminarlos. Casi lo lograron, eliminando al 75% de los Tutsis y a algunos Hutus opositores del régimen.
Durante el genocidio, de carácter étnico y político, hubieron aproximadamente 800 mil asesinatos; las mujeres que sobrevivieron fueron violadas, y los hijos producto de estas violaciones fueron también asesinados.
Veinte años después del genocidio, el fotógrafo Pieter Hugo se dirigió al sur de Ruanda, y capturó una serie de fotografías que resultan casi impensables, en cada una muestra a un Hutu al que fue otorgado el perdón y al Tutsi que sobrevivió al crimen.
En una de ellas, una mujer posa su mano en el hombro del hombre que mató a su padre y a sus hermanos; en otra una mujer posa con el hombre que saqueó su hogar y asesino a su esposo e hijos… y a pesar de eso ahí están, juntos.
La gente que ha aceptado ser fotografiada forma parte de un esfuerzo nacional por la reconciliación. Cuando un sobreviviente le otorga el perdón a un perpetrador, su familia y amigos llevan canastas con comida y cerveza. El acuerdo es sellado con canciones y bailes.
Pieter comenta que las relaciones entre perpetradores y víctimas han cambiado ampliamente, pero que cada caso es muy diferente “claramente hay diferentes grados de perdón”, comenta.
Es común preguntarse porqué estas personas han perdonado a los que mataron a sus familias, sobre esto el fotógrafo comenta “Esta gente no puede ir a otro lugar — deben hacer la paz… el perdón no nace sólo de un sentido de benevolencia. Es más un instinto de sobrevivencia.”
Compartimos algunas de las fotos y las declaraciones de las personas de una de las fotos. Para leer más sobre estos casos visita la página del New York Times aquí.
Sinzikiramuka – Perpetrador: “Le pedí perdón, porque su hermano fue asesinado en mi presencia. Me preguntó por qué me declaré culpable, y me respondió que lo hice como alguien que fue testigo de este crimen, pero que no pudo salvar a nadie. Era la orden de las autoridades. Le hice saber quiénes fueron los asesinos, y los asesinos también pidieron perdón.”
Karorero – Sobreviviente: “A veces la justicia no da una respuesta satisfactoria – los casos están sujetos a la corrupción. Pero cuando se trata del perdón otorgado de buena gana, uno queda satisfecho para siempre. Cuando uno está lleno de ira, puede perder la cabeza. Pero cuando me concedieron el perdón, sentí que mi mente estaba en descanso.”
