Un estudio de la Universidad de Nueva Inglaterra, demostró que un grupo de pacientes que tomaba clases de tango, bajaba mucho más sus tensiones y se relajaba de forma más completa que quienes practicaban yoga o realizaban meditación.
La novedosa comprobación que aparecen en el último número de Psychology Today, reseña que el bailar en general produce ese tipo de situación, aunque algunos bailes son mucho más propensos que otros a lograr determinadas variables metabólicas. En el caso de los tangos, al bailar se debe aplicar una alta sensación de control, pero exenta de tensiones y se libera buena cantidad de endorfinas que optimizan el estado de ánimo.
La música de tango y el bailarlo, generan una simbiosis que exige determinado grado de atención, para mantener tanto el ritmo como los movimientos improvisados, lo que da mejor tónica a la faz coogniticva y mejoría a la salud física en general.
Las virtudes que ya eran conocidas del “dos por cuatro”
La investigación si bien de reciente data, ya había tenido sus antecesores que en distintas áreas de la medicina preventiva, apuntaban ventajas del “dos por cuatro”.
El tanto bailado con distinta intensidad, garantiza un ejercicio de resistencia moderado y ha sido usado para mejorar la salud cardiovascular de pacientes con episodio cardíaco.
Personas con accidente cerebrovascular, con enfermedad de Parkinson y con deterioro visual, han mejorado sensiblemente sus patologías, en tanto se entiende que el tango aumenta a movilidad, el equilibrio, la longitud del paso y la fuerza central de individuo.
La sensación de logros frente a desafíos compartidos, es un punto importante en la mejora de pacientes con depresión, además de reducir el aislamiento y favorecer la interacción social entre quienes presentan tendencias depresivas, disminuyendo la ansiedad.
Considerado un baile de “abrazo intenso”, ese hecho genera la liberación de neurotransmisores y neurohormonas, que favorecen funciones tanto a nivel fisiológico como cerebral.
