Redacción / @Michoacan3_0
Morelia, Michoacán.-En México los bosques templados, no sólo dan madera, si no también prestan otros servicios ecosistémicos de incalculable valor, por lo que resulta vital conservarlos, actualmente están formados por 50 de las 111 especies de pinos y por 190 de las 460 de encinos que hay en el mundo.
Constituyen la segunda cobertura arbórea, sólo después de las selvas altas y bajas: ocupan alrededor de 330 mil kilómetros cuadrados, lo que representa 17 por ciento de la superficie del país, cifra elevada si se considera que 60 por ciento de ésta se halla cubierta por áreas desérticas y semidesérticas.
Los beneficios ecosistémicos
Al captar el agua de lluvia y dejar que escurra por sus laderas, los bosques templados son los que aportan más de ese recurso y los que alimentan algunas de las presas más importantes del territorio.
También proveen de alimentos (hongos y nueces) a mucha gente que vive cerca y son el hábitat de diez de las plantas medicinales más usadas en México, como Gnaphalium americanum o gordolobo, y Valeriana clematitis o uña de gato, expresó Leopoldo Galicia Sarmiento, investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, dedicado a la identificación y valoración de los servicios ecosistémicos en esos entornos.
Asimismo, ayudan a evitar inundaciones y deslaves. Se ha visto que si son deforestados y dejan de participar en la reducción de la intensidad de las lluvias, en la infiltración del agua y en el mantenimiento de la estructura del suelo, ocurren deslizamientos de tierra que sepultan asentamientos urbanos.
Investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de esta casa de estudios han evaluado cómo los bosques templados del centro de México (Izta-Popo, La Malinche y Cofre de Perote) juegan un papel fundamental de detoxificación, pues filtran –tanto a nivel de la vegetación como del suelo– varias partículas contaminantes producidas en la Ciudad de México y reducen la cantidad de gases de efecto invernadero (en particular dióxido de carbono).
A decir de Galicia Sarmiento, en general, los ecosistemas terrestres arbolados intervienen en la captura de carbono de la atmósfera, por eso hay que seguir con la reforestación de áreas que permitan bajar ese carbono. Una hectárea de bosque puede capturar hasta 250 toneladas de carbono en la parte de la vegetación y 200 o 300 en el suelo, añadió.