Redacción / @Corazon3_0
Morelia, Michoacán.-El Mundial de Brasil 2014 es una bomba de tiempo. Aún no se sabe si su detonación tendrá consecuencias positivas o negativas. A un par de días del duelo inaugural entre Brasil y Camerún en Sao Paulo, dicha ciudad está en caos por una huelga del sector minero.
En otras ciudades sede, las problemáticas son distintas, pero igual son una constante. ¿Será que la alegría dentro de la cancha provoca tal histeria al exterior?
Brasil ha gastado más de dos mil 500 millones de euros en la construcción de los estadios que albergarán a 64 partidos y 636 jugadores a partir de este jueves. Una monstruosa cantidad de dinero que ni siquiera ha logrado ser invertida con la planeación debida. El mismo pueblo que ha gozado al futbol a lo largo de generaciones, ahora lo sufre, por lo menos un sector.
El comité organizador ha sido tan incongruente, que nombró al estadio de Brasilia, ‘Garrincha’, como el apelativo de un tremendo futbolista que deleitó con sus regates, pero que murió en la miseria, algo que contrasta con los 450 millones de euros que costó el inmueble.
En la mayoría de las sedes se apuran los deberes pendientes con las obras. En algunas, el retraso es tal que la organización ha decidido reducir el aforo por falta de tiempo para colocar los asientos y pasar con garantías el control de seguridad.
De acuerdo a un reporte de El País, en seis estadios ya se ha descartado una señal de wi-fi. Por citar un ejemplo de esos detalles que alejarán a este mundial de ser el mejor organizado, para convertirlo en una bomba de tiempo.
¿Explotará en daños o en júbilo?