(9 de marzo, 2014).- Según un estudio de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, realizado por María de los Ángeles Herrera Romero, el porcentaje de mujeres que trabajan en el Ejército mexicano, aumentó de 3.83 por ciento a 7%, lo que se traduce en que cada vez hay mayor aceptación de las mujeres en ámbitos laborales de predominio masculino. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 71.6% de las mujeres trabajadoras en México eran madres en ese año.
Herrera Romero, del área Educación Especial y Rehabilitación de la Clínica Universitaria de Salud Integral (CUSI), dijo que en 2012, el INEGI informó que 96.3% de las mujeres económicamente activas participaban en la producción de bienes y servicios, mientras que el 3.7 se dijeron “desocupadas”, porque informaron que el trabajo que realizaban era no remunerado y no tenía una base salarial.
En el mismo periodo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) calculó que 96.3% de las mujeres económicamente activas participaban en la producción de bienes y servicios, mientras 3.7% se dijeron “desocupadas”, aunque se detectó que no era así, sino que el trabajo que realizaban no era remunerado o carecía de base salarial. Como el comercio informal o la venta de productos por catálogo.
En la primera categoría se incluyó a quienes se dedicaban al comercio informal, pero no a las vendedoras de artículos para el hogar (actividad no considerada formal), por lo que las amas de casa que además venden por catálogo se encuentran en el segundo rubro.
Herrera Romero, considera que las mujeres siguen enfrentando situaciones de desventaja con respecto a los hombres en materia laboral cuando cada vez son más las que acceden a empleos remunerados y “reconocidos socialmente. No obstante, si una soltera o casada gana un sueldo, usualmente lo destina al bienestar familiar y no considera su empleo como algo para ella, a diferencia de muchos varones sin vínculo matrimonial, que destinan su salario sólo a gastos personales”.
Los hombres siguen teniendo prioridad para ocupar puestos directivos, aun cuando se demuestren la misma preparación y experiencia, regularmente se siguen eligiendo a los varones para tales puestos.
“Hay empresas que consideran contraproducente contratar a mujeres porque pueden ausentarse si los hijos o algún familiar enferman. Incluso hay lugares que exigen constancias de no embarazo”.
Además de la violencia a la que se enfrentan en los ámbitos laborales. Aun cuando tengan mayor carga de trabajo, a ellas se les paga menos, el caso de muchas secretarias que llevan a cuestas las direcciones mientras los jefes reciben el reconocimiento.
Herrera, integrante del Programa Institucional de Estudios de Género de Iztacala (PIEGI), expresó que de acuerdo con encuestas elaboradas por el PIEGI se detectó que las agresiones son frecuentes. “Si una mujer asciende de puesto, de inmediato se le atribuye a coqueteos con el jefe o intercambios sexuales. Se demerita y desprestigia así el esfuerzo realizado. Algunos hombres argumentan que si estuvieran en casa para cumplir sus funciones de madre y esposa, los hijos tendrían mejor educación, desempeño y valores”, señaló.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, persiste la idea de que son ellas las que deben dedicarse exclusivamente al cuidado de la familia. “Es común que la mujer que sale a ganarse un salario ayude a la manutención del hogar, cubra parte del gasto en gas, luz, agua y otros servicios, y además regrese a casa a realizar labores domésticas y cuidar a los hijos. El varón debería hacer lo mismo para que la situación sea lo más equitativa posible”.
