Revoluciones


Cherán K´eri: la historia como arma

Pável Uliánov Guzmán / @PavelUlianov

Cherán, en su proceso histórico de toma de conciencia y formación de identidad, así como en la lucha por la defensa de los recursos naturales y en la toma del poder por medio del   autogobierno, la comunidad ha acudido constantemente a la historia como núcleo de su trasformación social.

En la filosofía de la historia, la historia como arma para transformar las relaciones sociales, florece en La Habana en 1966, en las ideas de Manuel Moreno Fraginals, quien propone nuevas formas de ver el pasado,  encontrando una historia apasionante detrás de la historia oficial, pero sobre todo, investigando y denunciando la realidad del presente.

En este sentido, Cherán ha recurrido sistemáticamente al análisis del presente por medio de la historia de sus antepasados,  para trasformar su realidad y proponer un proyecto alternativo de futuro.

El primer elemento de la historia que retoman para razonar y fortalecer su lucha, es en general, el reconocimiento de la larga lucha de resistencia del pueblo p´urhépecha de la que son herederos, como por ejemplo, las rebeliones de Pátzcuaro de 1766-1767 en contra de la leva forzada  y el incremento de impuestos.

Además la lucha de Naranja y Primo Tapia por la expropiación de la hacienda de Cantabria; la defensa de la tierra comunal de Santa Fe de la Laguna y Elpidio Domínguez; el proceso de Nurio y su lucha por la autonomía, (Talavera, Fernando.1992) y en particular, recuren a la historia de su pueblo para fortalecer su identidad y  sus objetivos.

Y así, los encuentran en la lucha por el bosque de Federico Hernández Tapia y  mujeres cheranenses en contra de transnacionales norteamericanas; o la defensa del pueblo encabezada  por Casimiro Leco Churú contra Inés Chávez, entre otros referentes históricos.

De igual manera, aquí se le podría sumar la aún poco conocida lucha de cheranenses en el Movimiento de Acción Revolucionaria durante los 70´s del siglo pasado. Estos referentes, han permitido la construcción de un pasado en común que le ha dado cohesión durante sus últimas luchas sociales (Velázquez, Jurhamuti. 2014), permitiéndoles identificarse como una comunidad guerrera.

Otra parte de la historia a la que tienen que recurrir, surge a raíz de la necesidad de defenderse de los carteles de droga y lo encuentran en la ronda comunitaria, misma que mantiene fundamentos prehispánicos, según  se puede inferir  en la Relación de Michoacán, pues los antiguos p´urhépecha se organizaban de manera comunal para la producción y para la protección de su territorio,  siendo las rondas comunitarias el principal  eje organizativo  de la defensa.

Posteriormente  las rondas  como hoy las identificamos, fueron  institucionalizadas en Michoacán  durante las llamadas  Republicas de Indios, donde se  respetó por un tiempo, los gobernadores indígenas y el orden tradicional. Subsiguientemente, los pueblos originarios, se organizaron según sus usos y costumbres para combatir durante la  independencia y la revolución.

Una reflexión histórica más, emerge de la necesidad de crear nuevas formas de autogobierno, encontrando a la asamblea general como máxima autoridad de la comunidad, tal y como más de 30 años antes  los comuneros de Santa Fe de la Laguna al lado de Elpidio Domínguez hallaron a la asamblea general como elemento central  para recuperar la propiedad comunal, esto además de ser una autoridad arraigada ancestralmente en las comunidades.

De igual manera sucedió al tiempo de gobernar,  redescubriendo la forma de gobernar de sus antepasados por medio de concejos. Lo que les dio la base para que hoy, todo funcione mediante esta figura, es decir, Concejo Mayor, Consejos Operativos, Consejo de Administración, Consejo de Asuntos Civiles, Consejo de Programas Sociales, Consejo de Bienes Comunales, Consejo de Barrios y Concejo de Seguridad (Trinidad, José. 2014), es decir, recuperaron las formas comunales como formas de organización y buen gobierno.

Otros elementos históricos que retomaron fue la cosmovisión p’urhépecha, primordial en la defensa de la madre tierra; el  homenaje a los cuatro aspectos de la vida, el aire, el agua, la tierra y el fuego, este último materializándose en las 189  fogatas donde a través de la historia oral, se empezó a idear las cosas por hacer.

También retomaron la bandera p´urhépecha como símbolo de unión,  resistencia y lucha de los p´urhépecha en el devenir histórico, esto se puede observar en el hombro izquierdo del uniforme que porta la ronda comunitaria de Cherán. Así mismo la categoría Juchari Uinapikia (Nuestra Fuerza) pensamiento central en la filosofía p’urhépecha, se escucha fuerte entre los hombres, mujeres y niños de Cherán K’eri.

Por último, es preciso mencionar otra lección histórica que aprendió la comunidad, la división que causan los partidos políticos, recordaron como de 1987 a 1989 los partidos políticos dividieron a la comunidad (Calderón, Antonio. 2004).

Remembraron como en  el 2008  las elecciones electorales los dejó sumamente divididos. Por lo que  cuando ingresaron los “talamontes”  no había quien les hiciera frente,  porque estaban divididos. De ahí la  decisión histórica de rescatar las formas tradicionales p´urhépecha de gobierno.

En síntesis Cherán utilizó a la historia como arma, es decir, como un elemento fundamental para analizar su presente, criticar su pasado y proyectar su futuro. Redescubriendo la historia apasionada y de resistencia de sus antepasados,  encontrando constantes históricas que les sirvieron para su autodefensa, autogobierno y autodeterminación.

11 febrero, 2014
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