China redobla su apuesta en América Latina con una nueva hoja de ruta de cooperación estratégica

China presentó una nueva política para fortalecer su relación con América Latina y el Caribe, basada en la cooperación, el beneficio mutuo y el respeto, con la que busca consolidar una “comunidad de futuro compartido” y ampliar su presencia en más de 40 sectores clave de la región.

El documento, el tercero de este tipo desde 2008, plantea una agenda integral que abarca áreas como combate a la pobreza, educación, cambio climático, energía —incluida la nuclear con fines pacíficos—, infraestructura, comercio, innovación tecnológica y desarrollo social. Pekín asegura que esta estrategia responde a la complementariedad económica entre ambas regiones y a las oportunidades que se abren en un contexto global cada vez más multipolar.

La presentación de esta hoja de ruta ocurre en un momento de tensión geopolítica, marcado por el anuncio de Estados Unidos de reforzar su influencia en el hemisferio occidental. En contraste, China, segunda economía del mundo, apuesta por profundizar el intercambio y la cooperación con América Latina y el Caribe.

El gobierno de Xi Jinping busca llevar la relación bilateral a un nuevo nivel, respaldado por el crecimiento del comercio entre ambas partes. Tan solo en 2024, el intercambio superó por primera vez los 500 mil millones de dólares, mientras que entre enero y octubre de 2025 se acercó a los 450 mil millones, un incremento de 3.5 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con cifras oficiales.

El texto subraya que América Latina y el Caribe cuentan con amplias perspectivas de desarrollo y desempeñan un papel fundamental en la multipolarización mundial y la globalización económica. En este marco, China propone trabajar en cinco programas centrales: solidaridad, desarrollo, civilizaciones, paz y pueblos.

En el programa de solidaridad, Pekín plantea fortalecer las relaciones interestatales bajo el principio de una sola China, ampliar los mecanismos de diálogo intergubernamental y reitera que Taiwán forma parte inalienable de su territorio, destacando que la mayoría de los países de la región respaldan esta postura.

En el ámbito económico, China busca aprovechar al máximo el potencial del comercio bilateral, facilitar el intercambio de bienes y servicios, impulsar tratados de libre comercio y firmar más acuerdos de protección a la inversión. Asimismo, plantea apoyar a empresas chinas que operen en la región, con énfasis en la generación de empleo local, y fortalecer la cooperación entre instituciones financieras chinas y latinoamericanas.

La agenda también incluye una expansión de la colaboración en sectores tradicionales como petróleo y gas, así como en energías limpias —hidráulica, solar, eólica e hidrógeno—, además de profundizar el uso pacífico de la energía nuclear. A esto se suma el impulso a proyectos de infraestructura, manufactura, agricultura, ciudades digitales y verdes, así como acciones conjuntas para enfrentar fenómenos climáticos extremos.

China proyecta además la creación de laboratorios conjuntos, centros de investigación y desarrollo, y parques industriales de alta tecnología, promoviendo la cooperación entre universidades, empresas innovadoras e instituciones de ambas regiones.

En los programas de civilizaciones, paz y pueblos, el país asiático propone reforzar la cooperación antidrogas, combatir de manera conjunta el tráfico de estupefacientes, respaldar la declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz y ampliar la cooperación militar mediante mecanismos de diálogo, visitas recíprocas de delegaciones y buques, y reuniones de trabajo.

Este enfoque contrasta con la reciente Estrategia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, presentada por el presidente Donald Trump, en la que se plantea retomar la Doctrina Monroe con el objetivo de restaurar la preeminencia estadunidense en el hemisferio occidental y asegurar su influencia estratégica en la región.

14 diciembre, 2025

Notas Relacionadas