Desde hace siglos se comparaba la sensación de comer chocolate con un momento sexual placentero. Al consumirlo de forma regular se liberan endorfinas, las cuales también se liberan durante el sexo.
Desde el punto de vista psicobiológico, las sustancias psicoactivas del chocolate tienen una acción sobre los receptores cannabinoides y vanilloides, relacionados con las emociones, el humor, la memoria y la recompensa.
Estudios realizados mediante neurotomografía demostraron que durante el consumo de chocolate se activan las mismas áreas cerebrales que con el consumo de cocaína. Curiosamente, dicha activación también se relacionan a las estructuras cerebrales implicadas en el deseo sexual y en las relaciones interpersonales.
Las hormonas que se encuentran en el cacao, la feniletilamina (FEA) y la serotonina, son responsables de estimular la sensación de bienestar en el cerebro, aumentan la excitación y el placer durante el orgasmo. Es decir se trata de un combo afrodisiaco.