Antonio Jiménez/@hvioleta3_0
(25 de enero de 2014).- Hasta 849 millones de hectáreas de terrenos naturales (casi el tamaño del Brasil) sufren riesgo de degradación de aquí a 2050 si continúan las tendencias actuales de uso insostenible de la tierra, advierte un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La necesidad de alimentar a un número creciente de personas en todo el planeta ha provocado que cada vez más terrenos se conviertan en tierras de cultivo, a expensas de las sabanas, las praderas y los bosques del mundo.
El resultado ha sido la degradación ambiental generalizada y la pérdida de diversidad biológica, que afectan al 23 por ciento del suelo mundial, según las estimaciones.
La agricultura consume actualmente más del 30 por ciento de la superficie continental del planeta y las tierras de cultivo abarcan en torno al 10 por ciento del terreno mundial.
El informe titulado “Assessing Global Land Use: Balancing Consumption with Sustainable Supply” (“Evaluación del uso de la tierra mundial: equilibrar el consumo con la oferta sostenible”) fue elaborado por el Grupo Internacional para la Gestión Sostenible de los Recursos, un consorcio compuesto por 27 científicos de renombre internacional especializados en recursos, 33 gobiernos nacionales y otros grupos, auspiciado por el PNUMA.
El secretario general adjunto de las Naciones Unidas y director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, dijo que “el mundo nunca ha experimentado una reducción tan pronunciada en los servicios y las funciones de los ecosistemas terrestres como en los últimos 50 años. Selvas y humedales se han convertido en terrenos agrícolas para alimentar a la creciente población”.
El informe describe la necesidad de equilibrar el consumo con la producción sostenible, y las opciones existentes.
Dedica especial atención a los productos obtenidos de la tierra, como alimentos, combustibles y fibra, y describe métodos que permiten a los países determinar si sus niveles de consumo superan las capacidades de oferta sostenible.
Al mismo tiempo, distingue entre la expansión de las tierras de cultivo en cifras brutas y en cifras netas.
En tanto que la expansión neta es resultado de la mayor demanda de alimentos y de biomasa no utilizada para la alimentación, que crece a mayor velocidad que el rendimiento, la expansión bruta incluye el desplazamiento de tierras de cultivo a otras zonas debido a las pérdidas provocadas por la degradación severa.
En un escenario sin cambios respecto a la situación actual, la expansión neta de las tierras de cultivo será de entre 120 y 500 millones de hectáreas hasta 2050.
El cambio a una dieta más rica en proteínas en los países en desarrollo, unido a la creciente demanda de biocombustibles y biomateriales, especialmente en los países desarrollados, están aumentando la demanda de tierra.
Finalmente, el informe señala que de aquí a 2050 se pueden salvar hasta 319 millones de hectáreas, si el mundo sigue una combinación de medidas diseñadas para mantener la expansión de las tierras de cultivo dentro de un espacio operativo seguro. Entre las medidas se encuentra, mejorar la ordenación de la tierra y la planificación de su uso a fin de reducir al mínimo la expansión de terrenos edificados en suelo fértil; Invertir en la rehabilitación de suelos degradados; Mejorar las prácticas de producción agrícola para aumentar la intensificación de manera ecológica y socialmente aceptable; Reducir el desperdicio de alimentos y favorecer dietas con mayor contenido de verduras; Reducir los subsidios a cultivos destinados a combustible, lo que incluye la reducción y eliminación de cuotas para biocombustibles en los países consumidores; y dirigir la inversión pública de manera que preste más atención a las necesidades de los pequeños agricultores a fin de mejorar la seguridad alimentaria y las condiciones de vida en las zonas rurales.