No existen gastos de Angélica Rivera, es como si nunca hubiera pasado por ahí. No hay huellas.
De acuerdo a un reportaje de Vice, no se sabe cuánto le costó la exprimera dama al erario público. Es como si jamás pasara por ahí. Sus huellas no se encuentran. Su presencia no puede dibujarse.
De sus gastos no hay facturas ni comprobantes. Ni un pequeño detalle de su rendición de cuentas que sirva para documentar su vida en la Residencia Oficial de Los Pinos. Blindada por elementos del Estado Mayor Presidencial y apegada al argumento de que no era servidora pública, no dejó el menor registro de sí misma en los archivos de la Administración Pública Federal.
Los meses y los años pasaron, y Rivera no presentó jamás el plan de asistencia social que le interesaba desarrollar al frente del DIF nacional. Con tal encomienda, apenas si tuvo cien apariciones públicas. En cambio, su retrato público se fue armando a través de las revistas sociales. Fueron las páginas satinadas de ¡Hola! , Quién y Vanidades las que más dieron cuenta de sus gustos, consumo y estilo. En ellas posó enfundada en vestidos de diseñador.
El 25 de abril de 2015, el sitio digital de la Presidencia de la República retiró la imagen y biografía de Angélica Rivera. Meses después desapareció su página web. Del canal que tuvo en YouTube quedan algunos –muy pocos– videos colgados; por ejemplo, esa explicación suya sobre la Casa Blanca. Así, poco a poco, fue saliendo de la escena pública.
Su último discurso respecto a su papel de primera dama fue en el que anunció su divorcio del ex Presidente Peña Nieto.