Redacción / @Michoacan3_0
Morelia, Michoacán.-La inoperancia e incapacidad administrativa del Gobierno del Estado de Michoacán, ha provocado que un promedio de 200 familias de los municipios de Huetamo y San Lucas tengan dos años viviendo a flor de suelo, bajo los árboles o en chozas construidas con plástico y cartón.
Se trata de las familias que fueron damnificados por los huracanes ‘Ingrid’ y ‘Manuel’, en el 2013, que arrasaron con poblaciones enteras en ambos litorales mexicanos, la emergencia fue atendida en los días siguientes en todos los estados.
A casi dos años de ocurrida la tragedia, Michoacán es el único estado de la República que no ha atendido a su población, los tres personajes que en esta administración han desfilado por los pasillos de la Casa de Gobierno, no han tenido la sensibilidad para atender a las familias que perdieron todo su patrimonio.
De acuerdo con Gustavo Cárdenas Monroy, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), desde el mismo momento en que ocurrió la desgracia se dispuso del recurso suficiente para construir casas a los damnificados, sólo el estado debería conseguir los terrenos para construir las viviendas, encomienda que no han atendido en todo este tiempo.
“Podemos decir que todo está en proceso de construcción, porque algunas viviendas que le correspondía sólo a la Federación ya se construyeron, pero no hay terrenos para construir lo que falta, y se demorarán en construirse el tiempo que tarde el Gobierno del Estado en entregar los terrenos”, enfatizó.
De acuerdo al funcionario federal, hay incluso constructoras que por iniciativa propia comenzaron a construir algunos complejos habitacionales dentro de este programa de atención a emergencias, pero debido a que no les pagaban la obra iniciada, también dejaron de trabajar porque se quedaron descapitalizados.
“Pero los recursos federales están listos para aplicarse en cuanto nos entreguen los terrenos”, enfatizó Gustavo Cárdenas.
han transcurrido 17 meses desde que decenas de familias de estos municipios vieron sucumbir sus casas ante el crecimiento inesperado del Río Balsas, algunos de los damnificados vivían incluso a un kilómetro de distancia de donde corre el caudal, de esa dimensión era la creciente que arrasó con viviendas enteras, destruyó caminos, ahogó al ganado y borró comunidades enteras.
Después de la tragedia, siendo Gobernador Interino el hoy presidiario Jesús Reyna, se desvivió en promesas de apoyos, hasta visitó a las comunidades afectadas una vez que pasó el mayor peligro. Allí prometió todo el apoyo para los terracalentanos de esas poblaciones, cinco meses después fue encarcelado acusado de nexos criminales.
En su breve retorno de Fausto Vallejo como Gobernador, no tuvo la sensibilidad para voltear a ver a esa población damnificada que clamaba por los apoyos, estaba más ocupado en las engatusadas de Alfredo Castillo.
Actualmente, el gobernador interino, Salvador Jara, se ha destacado por un gobierno opaco, que no refleja ni obra ni programas auténticos; los damnificados siguen en el olvido a pesar de que se anunció que era una contingencia atender a esa gente, sobre todo por la gran cantidad de adultos mayores, niños y mujeres que necesitan la asistencia, pero que sólo han visto desfilar promesas.