Rodrigo Caballero/ @RodCaballero
Morelia, Michoacán.-Sin importar el clima, sin importar las veces que les digan que vayan a los albergues, sin importar la enfermedad de sus hijos, sin importar las promesas y sin importar los presupuestos millonarios; los padres de familia del Hospital Infantil Eva Sámano de López Mateos siguen durmiendo a la intemperie.
Mientras autoridades como la Secretaría de Salud, el Ayuntamiento de Morelia y la Secretaría de Desarrollo Social se echan la culpa unas a otras, los familiares de decenas de niños continúan viviendo a las afueras del hospital sin que el problema tenga una solución a la vista.
En promedio, 120 familiares de los pacientes de pediatría viven en las inmediaciones del hospital; instalados en 40 casas de campaña dentro de uno de los jardines del Bosque Cuauhtémoc.
Sin embargo, ninguno de los padres de familia en el lugar tiene acceso directo a agua potable, baños o regaderas. Y algunos llevan hasta un años esperando que sus niños se recuperen.
Hospitales a reventar
En un radio no mayor a 500 metros se encuentran tres hospitales públicos, el sanatorio oncológico para mujeres, el Hospital Civil y el pediátrico. Todos ellos atienden a cientos de pacientes diariamente y algunos ya sobrepasaron su capacidad.
Según la Coordinadora de Trabajadores de la Salud, en sanatorios como el Hospital Civil “Doctor Miguel Silva” hay pacientes que esperan consultas hasta por tres días debido a la gran cantidad de personas que llegan.
La sobrecarga de trabajo afecta el servicio, la calidad y la capacidad de los doctores, según declararon representantes de ésta agrupación que junta al personal médico y empleados en general de las instituciones de salud en Michoacán.
Por su parte, el hospital infantil tiene en promedio 250 consultas diarias entre las que destacan 160 en áreas especializadas y 10 cirugías.
El sanatorio “Eva Sámano de López Mateos” es el único hospital pediátrico público en el Estado de Michoacán y el más cercano para algunas poblaciones de entidades vecinas como Guanajuato, Jalisco y Guerrero.
Decenas de familiares se trasladan desde municipios como Uruapan, La Piedad, Ario de Rosales, Zamora y Zitácuaro y, en la más de la mitad de los casos, los niños pasan varios días en observación por lo que no pueden volver a sus lugares de origen.
El problema de los albergues
En marzo de 2012 el Ayuntamiento de Morelia abrió un refugio temporal conocido como el Albergue de Los Milagros, la noticia cundió como pólvora con el anuncio que los padres de familia serían reubicados a un lugar gratuito para que continuaran los tratamientos de los niños del hospital “Eva Sámano de López Mateos”.
Sin embargo, eso no culminó con la problemática; por ejemplo, los guardias del hospital no iban a avisarles a los familiares que sus niños requerían algún medicamento, el albergue cerraba temprano y los encargados no dejaban que los padres salieran por alguna emergencia.
Poco a poco los padres volvieron a dormir a la intemperie en los jardines del Bosque Cuauhtémoc hasta que el dinero público dejó de fluir y el único albergue municipal cerró.
Actualmente, existen tres albergues en la zona, la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) tiene uno pero es exclusivo para parientes de pequeños con enfermedades oncológicas.
También está el Hogar Emaús y el albergue de las Voluntarias Vicentinas quienes acogen a parientes de los tres hospitales antes mencionados así como del Instituto Mexicano del Seguro Social e inclusive el Hospital de Alta Especialidad ubicado a la salida a Charo.
En promedio, cada albergue tiene la capacidad de apoyar a 200 personas por una “cuota de recuperación” que va de los 15 a los 30 pesos pero el servicio parece ser insuficiente.
Las principales quejas son contra el albergue de la AMANC, ya que los familiares acusan ser “un asco”. Según algunos testigos, dentro del albergue hay hurtos, personas utilizando drogas y no hay suficiente higiene en las instalaciones.
“Ayer a mi esposa la corrieron del albergue a las 10 de la noche que porque no se quedaba aquí” asegura uno de los familiares que prefirió permanecer anónimo. El asegura que el ambiente en la casa AMANC no es adecuada pero también que no conoce las condiciones de los otros dos.
Michoacán TresPuntoCero acudió al albergue de la asociación para que dieran su postura pero ésta no ha contestado hasta el momento.
Por otro lado, los albergues de las voluntarias y el casa Emaús son administrados por organizaciones católicas y llevan un control de las personas que ingresan como huéspedes a fin de evitar que otros aprovechen las instalaciones.
Sin embargo, no han logrado establecer una comunicación directa con los guardias del hospital infantil por lo que, cada vez que hay una emergencia, no hay quién les dé aviso a los familiares.
La Casa Emaús no permite ni la entrada ni la salida de sus huéspedes pasadas las diez de la noche y esto también dificulta el cuidado de los pacientes. A fin de cuentas, cada albergue aporta algún beneficio pero no logran combatir la problemática de fondo.
El cuento de nunca acabar
En estos momentos, el hospital infantil se prepara para el traslado de sus instalaciones al nuevo sanatorio que se ubicará en la salida al municipio de Charo. A pesar de ello, las autoridades han gestionado varios millones de pesos para remodelaciones.
En mayo de 2014, bajo la administración del gobernador Fausto Vallejo, se aprobaron más de 32 millones de pesos para la remodelación del Hospital Infantil pero no se asignó ningún recurso para construir un albergue público.
El director del hospital, Saúl Castro Jaimes, aseguró la prioridad del hospital son los pacientes, “no podemos construirles baños, no podemos construirles regaderas” declaró.
Las remodelaciones se han enfocado en el área de urgencias, quirófano, terapia intensiva y baños; así como servicios de maternidad y rayos X que se encuentran “casi terminados” aclaró Saúl Castro. Sin embargo, no se han aprobado recursos para un albergue ni desde el Gobierno del Estado ni desde el Ayuntamiento de Morelia.
En agosto de 2016 se estrenará el nuevo Hospital Infantil, un compromiso de campaña del presidente Enrique Peña Nieto que costará 2 mil millones de pesos. El complejo se encuentra a casi 5 kilómetros de la capital y no hay infraestructura necesaria para albergar a los familiares de los pacientes.
¿En dónde alojarán los padres de familia?