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El derecho a la gratuidad educativa, una conquista social, no un capricho gubernamental

Antonio Aguilera / @gaaelico

Morelia, Michoacán.- La gratuidad de la educación en México fue uno de los temas primordiales que forjaron el texto Constitucional de 1917, no por ello forma parte de los primeros artículos constitucionales, que refieren los derechos humanos básicos y las garantías individuales de los ciudadanos mexicanos.

El derecho a la educación tiene un reconocido carácter social y su recepción como derecho constitucional esta plasmado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establece en su artículo tercero, que la educación en México debe de ser laica y gratuita y establece su obligatoriedad para los niveles de preescolar, primaria y secundaria.

La gratuidad de la educación básica es considerada una conquista social que permite a las personas acceder y permanecer en el sistema educativo y es un instrumento privilegiado para remover las barreras económicas que afectan el disfrute del derecho.

Una conquista histórica

El tema de la gratuidad educativa en América Latina es uno de los factores más importantes de luchas y disputas sociales en los primeros años de éste siglo XXI. Allí están las luchas de los estudiantes de Chile, ante la negación de los partidos de derecha de permitir la educación gratuita, donde la Confederación de Estudiantes de Chile protagonizó grandes movilizaciones, las más multitudinarias de las últimas dos décadas.

Cabe recordar que en ese país los estudiantes buscan una profunda reforma a un sistema que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte público a este sector y fomentó la inclusión de los privados.

Hoy, menos del 40 por ciento de los escolares estudia en colegios públicos gratuitos, mientras que a nivel universitario esto no es posible.

En Michoacán, las circunstancias respecto a Chile son muy diferentes, toda vez que el alto nivel de pobreza social ha obligado a los regímenes políticos a mantener una gratuidad educativa simulada, con aportaciones estatales, pero donde los padres de familia tenían que vérselas con el pago de cuotas de inscripción, de colegiaturas y libros de texto, así como los servicios complementarios que los escolares necesitan.

No obstante, en el año 2010 el entonces gobernador Leonel Godoy Rangel, asumió la demanda de años de grupos y organizaciones estudiantiles, de escuelas Normales y universitarias, que clamaban por extender la gratuidad educativa, que entonces contemplaba sólo el nivel básico, hasta que alcanzara el nivel superior.

Para ello se reformaron los Artículos 138 y 139 de la Constitución Política del Estado de Michoacán de Ocampo, en lo relativo a la obligatoriedad y gratuidad de la educación media superior y superior en el estado.

La iniciativa fue aprobada por unanimidad por los diputados de la LXXI Legislatura del estado, en la sesión del 10 de junio del 2010 mediante el decreto 213.

Los gastos familiares en educación

Antes de que se concretara esta reforma, que fue una conquista histórica, la situación era sumamente compleja para los padres de familia de Michoacán a la hora de solventar los gastos educativos.

En ese contexto, los padres de familia deben efectuar desembolsos monetarios importantes al inicio y durante los ciclos escolares para la adquisición de libros complementarios a los de texto, en útiles escolares, uniformes, así como en transporte, el alimento y actividades extracurriculares.

De acuerdo a estimaciones del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos un promedio de 600 mil adolescentes por ciclo educativo abandonan sus estudios de secundaria, lo que representa una llave abierta que alimenta el rezago educativo.

Entre las entidades federativas con mayor índice de deserción está Michoacán, donde el 12 por ciento de sus alumnos de educación básica desertan.

Por su parte la Encuesta Nacional de la Juventud, 2010 del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ), sobre el tema de las causas de deserción escolar en México; indicó que solo una mínima parte de los jóvenes se encuentran insertos en el sistema educativo nacional después de los 16 años.

De estos, la mayoría abandona la escuela porque prefiere trabajar, la escuela no cubre sus expectativas, sus padres no quisieron que siguiera estudiando ó debido a las condiciones económicas de la familia derivadas de la poca preparación que han tenido sus padres.

El IMJ hace referencia a la importancia del financiamiento para lograr disminuir los índices de deserción. Sin embargo, habría que preguntarse cuál es el monto del subsidio que sea suficiente para cubrir los gastos que implica asistir a la escuela.

La educación, una oportunidad de vida mejor

Como derecho social y humano, la educación es concebida como esperanza y dignidad, crecimiento y empoderamiento y el pasaje para salir de la pobreza.

Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para personas sin una educación media superior, las tasas de desempleo se dispararon de 8.8%, a 12.5%, en los últimos cuatro años; mientras que para aquellas con educación media superior, el desempleo fue de 4.9% a 7.6%, mismo periodo.

En contraste, las tasas de desempleo para los graduados de educación superior continuaron siendo mucho más bajas, al elevarse de 3.3% a 4.7% durante este mismo periodo.

En este Panorama Educativo de 2012, se señala que México no pudo salir de la con los más bajos indicadores que presenta la OCDE, ya que ocupó la posición 34 de 36 naciones en el porcentaje de población de 25 a 34 años con bachillerato y el sitio 32 de 37 países en el porcentaje de población atendida con educación superior.

Pero lo más lamentable, según afirma la OCDE, en México el contar con educación superior no es garantía de empleo. De hecho, el mayor porcentaje de desempleo en el país, se encontró entre la población que cuenta con nivel profesional; con una tasa de desocupación de 5% contra 4% entre quienes sólo cuentan con la primaria y la secundaria.

De acuerdo a los resultados de las evaluaciones de los programas sociales publicadas por CONEVAL, los programas diseñados para apoyar a las familias y a sus hijos en edad escolar han probado tener efectos positivos favorables para aquellos niños y niñas en situación de desventaja debido a que viven en un ambiente familiar pobre.

27 febrero, 2014
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