César Vázquez / @LetraMia
Aquila, Michoacán.-“A mi hermano Hidilberto lo mató el Ejército, yo los miré cuando nos estaban disparando”, aseguró Hortensia Reyes García, quien también es madre Yeimi Natalidad Pineda Reyes, la niña de seis años que recibió una bala en la frente, pero ésta sólo fue una rozadura, con un centímetro más adelante los dos infantes habrían corrido la misma suerte.
En las imágenes se aprecia a la niña que lleva sangre sobre su vientre, sin embargo es la sangre que que le escurre de la cabeza donde en realidad fue la herida.
Cuando perdieron la vida, ambos niños estaban juntos, habían ido a traer pañales de un cuarto a otro, dentro del hotel caminaban casi al mismo paso cuando una bala le quitó la vida a Hidilberto, aunque nadie sabe en realidad lo que ocurrió.
“Pero fueron los solados, yo miré que nos estaban disparando, luego volteé hacia atrás al escuchar los gritos de mi hija que estaba llorando, a mi hermanito lo miré en el suelo, hasta después me di cuenta que él era el más delicado”, señala la señora Hortensia.
En el hotel donde ellos estaban el domingo tiene varios impactos de bala, uno sobre la puerta de cristal, que fue el que aparentemente mató al niño e hirió a la niña, no se aprecian más perforaciones, pero la puerta de doble hoja estaba abierta.
Afuera del hotel, en la fachada, sobre el costado derecho de la puerta de la habitación marcada con el número 28 está la marca de otra bala, y sobre la barda que dobla hacia el sur del hotel hay al menos otras dos marcas de los tiros que fueron percutidos aparentemente por las unidades en movimiento.
De acuerdo al acta de defunción que emitieron los servicios periciales, se registra que la muerte del infante ocurrió en la vía pública, sobre la carretera costera a 200 kilómetros de Lázaro Cárdenas en la comunidad de Ixtapilla, municipio de Aquila, solo establece que se encontraba en un restaurante de mariscos cuando recibió el impacto.
Hemorragia y edema cerebral severo debido a fractura de bóveda y base del cráneo secundario a la penetración esquirial de arma de fuego.
Entre los detalles también marca que tardó un promedio de cinco minutos en morir después de que recibió la bala, y especifica que se trató de un homicidio.
El médico que certificó la defunción lleva por nombre Julio César López, quien asentó también que al infante se le practicó la necropsia de ley.
“Si hubo disparos al aire, asegura German Ramírez, pero lo que Felipe Gurrola no dice es que dispararon tres veces, primero aquí en Xalakayan donde estaba nuestro primer plantón, la segunda vez accionaron en La Ticla, donde los soldados ya encañonaban a la gente, y la tercera fue en Ixtapilla, donde se agarraron disparando a la gente”, asegura el comandante de la Policía Comunitaria de Xalacayan.
Aseguran que en ningún momento ellos portaban armas, pero esto es muestra de que el Gobierno no quiere hacerse culpable, pero para todos es clara que los únicos responsables son los elementos del Ejército y la Policía Federal.
“Ellos iban en el convoy disparando, nosotros no teníamos armas, a todos los compañeros se les dio la indicación de que no llevaran armas, y cuando ocurrió la situación del niño, nosotros estábamos muy lejos”, señaló el comandante.
Para ellos la postura que salió a ofrecer el lunes por la tarde el Grupo de Coordinación Michoacán se trata de una vil mentira orquestada por el general Gurrola, “no quiero decir las palabras que están en mi mente, pero esas personas corruptas que solapan a los traficantes nosotros no lo queremos”.
Por ello reprochó que después de matar a un niño, el gobierno ahora busque hacerse cargo de los gastos funerales, pero para la comunidad esta acción sólo se trata de una muestra de querer poner en números todo lo que le ocurre a la gente.
Con esta postura, acusó, sólo están buscando evadir una mayor responsabilidad al negarse a buscar a los culpables, incluso la escena del crimen se mantiene lejos del plantón de Xalacayan, a casi cinco kilómetros de distancia y donde no se puede impedir la visita de agentes periciales, los cuales acudieron al sitio apenas el lunes por la tarde, casi 24 horas después de la muerte del niño.
