Rodrigo Caballero/ @RodCaballero
Morelia, Michoacán.-Los familiares del profesor Abdallán Guzmán fueron detenidos por la policía y el Ejército Mexicano en un operativo coordinado por la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) en julio de 1974.
Entre los desaparecieron están su padre, Jesús Guzmán Jiménez, y sus hermanos Amafer, Armando, Adenauer y Venustiano Guzmán Cruz. Todos originarios de Tarejero, una comunidad del municipio de Zacapu enfrascada en la Meseta Purépecha.
El Archivo General de la Nación (AGN) guardó el registro de esas detenciones y, antes que cerrara los documentos de la llamada “Guerra Sucia”, Abdallán pudo conocer que fueron trasladados al Campo Militar Número I ubicado en la Ciudad de México.
Mientras parte de su familia era arrestada, Abdallán Guzmán Cruz también estaba en la cárcel acusado de “actividades subversivas” por parte del Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Fue su mamá, Salud Cruz, quien comenzó la búsqueda tras la detención de sus familiares y no fue hasta cinco años después que Abdallán continuó con la encomienda.
“Cuando salí de la cárcel, en 1979, yo agarré la estafeta y comencé a buscar a mis hermanos y así seguimos” asegura el profesor a casi de 41 años del arresto de su familia.
La esperanza en la Corte Interamericana
Sin embargo, fue hasta el 2006 cuando se registraron los mayores avances en la búsqueda de sus hermanos. En ese año su caso llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pero también volvieron las amenazas en su contra.
La Comisión Interamericana le pidió al Gobierno Mexicano que entregara un informe sobre el paradero de los familiares del profesor Guzmán, ya que el Estado asegura que su padre está vivo y nunca fue detenido pero no aporta pruebas al respecto.
El pasado 24 de junio de 2015 se terminó el periodo que tenía el gobierno para entregar dicho informe sin que entregara documento alguno. “Nos han buscado y nos dicen que hay una cantidad de dinero que se asignó para indemnizarnos pero nosotros no queremos nada” aseguró el profesor.
Abdallán aseguró que el Estado no responde a las acusaciones y que “la abogada del centro de derechos Miguel Agustín Pro dice ‘no van a decir nada, quieren pagar por lo que automáticamente admiten que los desaparecieron pero nunca lo va a decir’”.
El profesor espera que en un máximo de tres meses el caso llegue a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, esto implicaría que ahora, un tribunal cuyas resoluciones serían obligatorias, tome cartas en el asunto.
-Eso trajo amenazas- se le pregunta.
-Sí, me hablaron por teléfono y me dijeron que ya le bajara en un tono tranquilo ‘nosotros somos receptivos, nosotros los entendemos pero hay un límite, no vamos a quedar como pendejos’-
-No lo amenazan como antes-
-No de manera directa, no me dicen que me van a matar como antes pero siguen igual- dice sin inmutarse como si se hubiera acostumbrado al acoso.
Es una política de Estado no una Guerra Sucia
Para el doctor en Ciencias Sociales, Abdallán Guzmán, el periodo conocido como “La Guerra Sucia” no abarca únicamente los años 70 y 80, por lo mismo no se debería llamar así.
El asegura que se trata de una Política de Estado que se viene desarrollando desde 1920 tras la instalación del régimen posrevolucionario en los Estados Unidos Mexicanos. “Es una política que sigue vigente sólo que cambia de formas”.
De acuerdo con Abdallán, algunas de las características que tiene dicha política son la criminalización de la lucha popular así como la represión de las manifestaciones sociales.
“Las formas han cambiado antes la represión era cruda y brutal, cuando nos atacaban no había con quien levantar una queja, no había una Comisión de Derechos Humanos por ejemplo” aseguró.
Aunque reconoce que hay ciertos avances en esa materia también considera que hay “cambios regresivos” en algunos aspectos.
– ¿Cómo ve, por ejemplo, que se hayan cerrado los documentos de La Guerra Sucia en el Archivo General de la Nación (AGN)?
-Bueno es que, en la medida que estén abiertos los archivos, tenemos un grupo de intelectuales o académicos que se apoyan en él [AGN] para sacar a la luz el verdadero carácter del Estado y eso no les conviene.
-¿Es una regresión?
-Sí, es un cambio regresivo y esas acciones provocan que la lucha social se agudice.