(29 de marzo del 2014).- El presidente de la asociación México SOS, Alejadro Martí, advirtió que Enrique Peña Nieto no debe de mostrar “triunfalismo” en los alcances de su estrategia de seguridad, ya que si bien, han disminuido el poder de las grandes organizaciones delictivas, de éstas se han escindido otras pequeñas que se muestran mucho más crueles y reclutan a personas más jóvenes.
“La realidad es que las grandes bandas se han ido eliminando, a mí lo que me preocupa enormemente es que las tenemos fraccionadas y hay muchas más bandas pequeñas trabajando en las zonas”, expuso.
Por otra parte, crítico el modelo que el combate a la criminalidad, pues ésta no debe de estar encaminada exclusivamente a disminuir el trasiego y la venta de narcóticos, sino a garantizar la seguridad y la justicia de los ciudadanos, dijo al finalizar la presentación de la norma internacional de ISO 18091:2014 en Gobiernos Locales.
“Yo creo que la percepción del presidente es correcta, sin embargo no debemos ser triunfalistas, tenemos que seguir trabajando en la seguridad de los ciudadanos porque todavía hay muchas bandas de delincuencia organizada… y los más peligroso, (es que ahora son) más crueles y de gente más joven”, diagnosticó.
La conclusión del millonario y también activista por la mejora de los mecanismos de impartición de justicia y mejoramiento de la seguridad ciudadana, sin embargo, no es una percepción que sólo él comparta.
De acuerdo a un informe de la Procuraduría General de la República cuya publicación fue dada a conocer por la revista Contralínea, en México operan cerca de 88 organizaciones delictivas, distribuidas en los 32 estados de la república; de éstas, la única que supuestamente se habría borrado del mapa, sería el Cártel del Golfo, esto luego de la captura de Eduardo Costilla El Coss.
Este número, contrata con las siete organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas, que existían al inicio de la gestión de Felipe Calderón.
Ahora bien, de los 88 que existen –con base en el informe dado a conocer por la PGR–, entre sus actividades criminales, ya no sólo se encuentra el tráfico de drogas para el consumo interno o del país del norte, Estados Unidos.
Éstas también han diversificado sus actividades que les permiten, por una parte, mantener sus estructuras funcionando constantemente en un “tiempo de guerra” y, por el otro, ocultar y diversificar sus negocios; por ejemplo, mediante el tráfico de armas, el secuestro, la venta de seguridad, la extorsión, el robo de combustible, el cobro de cuotas, el coyotaje, la trata de blancas, la piratería, el robo de minerales, apuestas, crianza de caballos, lavado de dinero, la distribución y venta de precursores químicos para drogas, etcétera.
Algunos casos emblemáticos, fueron dados a conocer en dos ocasiones: el cártel de Los Caballeros Templarios, si bien, dejaron de funcionar como un grupo dedicado exclusivamente al negocio de las drogas, diversificaron sus actividades, sobre todo, a la extorsión agricultores y venta de metales para la construcción robados a empresas chinas, como lo dio a conocer Revolución Trespuntocero en la documentación ante el surgimiento de grupos de autodefensas.
Otro caso paradigmático, es que la organización delictiva Los Zetas, ahora ya no sólo se dedica a la venta de drogas al mayoreo en Estados Unidos, sino también, al cobro de cuota a migrantes en estados como Tamaulipas, Veracruz, Chiapas y Tabasco, como lo ha denunciado el activista de derechos humanos Rubén Figueroa.
Esta misma tesis ha sido apuntalada por el especialista en asuntos de seguridad y, también académico, Edgardo Buscaglia, quien el pasado 28 de febrero, advirtió que ya no sólo hay grandes organizaciones criminales, sino una vasta red, complejo y a menudo dispersa, algunas ocasiones con perspectivas puramente locales y como las otrora, suelen capturar u ocupar representatividad en el Estado.
¿Sus efectos? Pongamos un ejemplo.
Según un informe presentado por el Gobierno Federal en febrero del 2013, se estima que en el periodo que va del 2006 al 2012 se registraron al menos 26 mil 121 casos de desapariciones forzadas; sin embargo, organizaciones de derechos humanos como Cauce Ciudadano A.C., advierten que esta cifra se ha incrementado exponencialmente.
Carlos Cruz, fundador de dicha organización, sostiene que los secuestros se han generalizado, pero, heterogéneamente y de forma irregular, ya no masivamente: “Una de las conclusiones a las que hemos llegado como organizaciones es que antes había redadas de secuestros en las que se llegaba a desaparecer 23 personas en una sola jornada, de una sola vez; actualmente lo que vemos es que el número ha disminuido a tres, pero esa misma cifra sucede en muchos lugares y al mismo tiempo”.