Valentina Pérez Botero / @vpbotero3_0
(18 de febrero, 2014) Puede ser un “no”, “no me toques aquí”, “no me veas”. Y en el transcurso de las restricciones, el erotismo que los reunía se difumina. El mayor órgano sexual de los humanos, a diferencia de lo que se cree, no está en la entrepierna sino en el cráneo: es el cerebro.
Las inseguridades, emocionales y físicas, –que minan en mayor medida la sexualidad femenina–, han provocado una serie de temores que, de acuerdo con The Hufftington Post, tienen una fácil solución:
1. No tengo orgasmos por penetración
Sólo 25 por ciento de las mujeres experimentan un orgasmo cada vez que tienen una relación sexual y a diferencia de lo que se cree, la mayoría de éstos no suceden por penetración, sino por estimulación directa sobre el clítoris.
Sexo y orgasmo pueden perder su relación de causalidad, pero no se debe perder de mira que el acto debe ser placentero para los involucrados. Encontrar la manera de tener un orgasmo puede ser sólo un asunto de experimentación y auto conocimiento.
2. No me gusta mi cuerpo
La insatisfacción va desde cómo se ve desnudo —61 por ciento de las mujeres piensan cómo se ve su cuerpo mientras tienen sexo—, hasta la parte estética de la vagina. Por suerte para la diversidad no existe un cuerpo ideal ni una vulva normal a la que aspirar. La lucha por adelgazar —todo el cuerpo o los labios menores— frustra la autoestima, lo cual, repercute en la cama.
La insatisfacción la experimentan al rededor del 61 por ciento de las mujeres. Muchas incluso manifiestan preferir perder un año de vida sexual a cambio de un cuerpo más delgado.
3. Soy malo en el sexo
La pregunta de fondo es cómo debe ser el sexo, ¿Con penes gigantes, tetas operadas y cuerpos atléticos?. Las relaciones sexuales dependen, concretamente, de las personas a quienes involucran; muchas veces la inseguridad lleva al sexo mediocre –la falta de placer y deseo–. Esto no es agradable para nadie, pero el algo reversible en el plano del compromiso mutuo.
4. Mi deseo sexual es muy bajo
Una encuesta realizada en el 2008 encontró que el 10 por ciento de mujeres entre 18 y 44 años tienen bajo apetito sexual. Esto puede deberse, en parte, a ciertos métodos anticonceptivos o antidepresivos. La buena noticia es que en el mercado existe un amplio abanico de medicamentos que pueden ayudar a elevar la libido.
5. No estoy teniendo sexo ahorita
La constancia en la sexualidad es la excepción. Todos pasamos por un periodo “seco”, que después puede ayudarnos a saber, con mayor certeza, qué y cómo lo queremos.