Redacción / @Michoacan3_0
Morelia, Michoacán.-Los cárteles mexicanos ya nos les interesa monopolizar la venta de droga, ahora se encuentran en la fase en que su principal objetivo es tomar el poder local, apoderarse de las riquezas de su región a través de la tributación forzada, uno de los claros ejemplos son Michoacán, Guerrero y Tamaulipas.
Así lo informa el diario español El País, en su artículo ‘¿Por qué el crimen organizado atenta contra la sociedad civil en México?’ escrito por el periodista Guillermo Trejo, quien aclara que para entender las acciones del crimen organizado hay que iniciar por analizar los cambios más importantes en la industria criminal.
La extorsión, el secuestro, el cobro de cuotas, la toma clandestina de mineras, de gasolina, petróleo y gas, y finalmente apoderarse hasta de los ayuntamientos, son algunas de las nuevas estrategias que ha tomado el ‘narco’ para tener poder y riqueza en México.
Ejemplifica el caso de Michoacán, donde el crimen organizado se apropiaba del 30 por ciento del presupuesto anual de obra pública de los municipios; exigía que los contratos de obra pública se otorgaran a constructoras bajo su control; y cobraba el 20 por ciento de la nómina salarial de la burocracia local.
Así mismo, manifiesta que apoderarse de los ayuntamientos era de suma importancia, pues con eso obtenían información fidedigna que les permitiera extorsionar con mayor eficacia a los hoteles, restaurantes y pequeños negocios de las ciudades bajo su dominio.
Según un análisis, el periodista Guillermo Prieto refiere que junto a un equipo en la Universidad de Notre Dame y su colega Sandra Ley han identificado mas de 300 atentados y ejecuciones de autoridades locales por parte del crimen organizado en los últimos seis años.
Los estados vecinos de Michoacán y Guerrero encabezan la lista con más de un tercio del total de ataques y en Guerrero las zonas Norte, Tierra Caliente, Costa Grande y Centro son los focos de la violencia.
Y agrega que para lograr la hegemonía local, los grupos del crimen organizado requieren de una sociedad desarticulada y aterrorizada, incapaz de cuestionar y desobedecer los dictados de las autoridades de facto.
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