Su incursión al boxeo fue circunstancial, ella solo quería encontrar una actividad física para bajar de peso, pero encontró su verdadera pasión.
‘La China’ Pichardo, como es conocida en este mundo deportivo, ingresó al gimnasio Club Guerreros con la intensión de ponerse en forma, pero después de un tiempo de practicar, por el fuerte golpe que posee no pasó desapercibida; la invitaron a subir al ring para que probara con sus compañeros, fue ahí cuando su actitud agradó a los entrenadores quienes le propusieron pelear en una función de exhibición que tenían programada.
“En el momento que te alzan la mano se siente súper padre, porque ves el esfuerzo. Esa noche cambió todo y dije –no, es que yo quiero llegar lejos- y comencé a pelear, estoy peleando ahorita. Cada vez que subo al ring es la misma situación y cada pelea que doy es una motivación, ahora tengo un sueño, llegar al boxeo profesional”.
“Ya fui una vez a la Ciudad de México a representar a Michoacán, pero quiero participar más, quiero que mi nombre suene, que me digan “oye mira esta es la michoacana, ella es la famosa ‘La China’ Pichardo”, eso quiero”.
Actualmente, lleva ocho peleas, tres empates, dos pérdidas y tres ganadas; una es de torneo, dos de exhibición y las cinco restantes de función de box. Ha peleado en distintos cuadriláteros en Ciudad Altamirano, Guerrero; Tacámbaro, Huetamo, Morelia, Villa Jiménez, en Michoacán, y la Ciudad de México.
Su padre tiene un gusto enorme por el box lo que lo hace estar orgulloso de ella y la apoya en todo. Su familia, que son su abuela, tías y hermanos, a pesar de la gran preocupación por el riesgo que acompaña la carrera del boxeo, no dejan de apoyarla y darle aliento en todo momento.
A sus 24 años, la vida para Itzel no ha sido fácil; desde muy pequeña su madre la abandonó y fue su abuela quien se hizo cargo de ella, lo que la hizo madurar prematuramente, relata.
Ya van 21 años que no ve a su madre, lo que le ha causado ciertos momentos de tristeza a lo largo de su vida, sin embargo, es una mujer segura, fuerte y de convicciones firmes, además el sueño por llegar a ser una boxeadora profesional la mantienen concentrada y de pie.
Desde hace aproximadamente ocho años decidió independizarse; se fue a vivir a la colonia López Mateos, en Morelia “donde matan gratis”, bromea. Es soltera, pero no por eso vive sola, comparte piso con un gato del cual no está segura si es macho o hembra que se llama ‘Mona’, y una perra pitbull de nombre ‘Cora’.
A un año y medio, mezcla su pasión por el boxeo con su trabajo en el Instituto de la Juventud Michoacana (Ijumich).
El entrenamiento amateur
El entrenamiento de Itzel como boxeadora amateur es duro, entrena de dos a tres horas diario, cuando tiene pelea programada, entrena hasta cuatro horas.
“Aquí en el gimnasio hago sparring con hombres, está pelada, está difícil porque son hombres, como dice mi entrenador que pego como vato, pues ellos en ocasiones no se miden y entre más me pegan yo más respondo, eso funciona, ayuda mucho. Entonces, si aguanto el golpe de un hombre, el de una mujer más”.
En las ocho peleas que ha sostenido le ha quedado un ojo morado durante una justa en Morelia y un derrame también en el ojo, en Huetamo. Ella a su vez, en la primera pelea que sostuvo en Ciudad Altamirano, a la joven contra la que peleó le dejó ambos ojos morados.
Los tiempos de los rounds varían, ha tenido pelas de tres rounds de dos minutos cada uno, y otras de cuatro round de tres minutos de duración, depende mucho de la situación de la pelea en la cual se esté participando.
Por su peso y por la edad se complica bastante encontrar peleadoras para ella, al no haber muchas, con frecuencia se repiten, ya ha peleado con una joven de Tacámbaro en dos ocasiones.
“Las chavas andan pesando como 54-55 kilos, cuando yo entré pesaba 60; para la Ciudad de México peleé en 56 y ahorita estoy en 58 kilos. Es complicado encontrar a chavas de 58. Tienen que ser peleadoras del mismo peso, no importa la experiencia ni la edad, importa el peso; he pelado con algunas que tiene 10 kilos arriba de mí, es muy pesado, los golpes se sienten más. Por lo mismo hay que buscar que pesen igual que yo”.
¿Tienes entrenador y promotor?
“Horita voy creciendo poco a poco, me han llamado dos promotores y tengo mis dos entrenadores que son Luis Cortés y Adolfo Santibañez, apenas me estoy dando a conocer, quiero la que gente me conozca, que me ubique, para eso tengo un encargado de redes sociales que maneja mi página en Facebook y así voy creciendo poco a poco”.
Entusiasmada nos cuenta que hay la posibilidad que en próximas fechas vaya a entrenar con Montserrat “La Magnífica” a la Ciudad de México, quien la invitó a entrenar y a hacer un sparring.
En los planes de Itzel está el “empaparse” de ese ambiente, sabe a lo que va y por lo tanto quiere ir bien preparada, lo que más anhela es ganar su primer pelea profesional; afirma que no dejará pasar esa oportunidad de entrenar con una boxeadora profesional.
El origen del mote
El mote de ‘La China’ data desde que ella iba en la secundaria, un compañero comenzó a llamarla china, lo que la molestaba mucho, en vano le exigió que no la llamara de esa manera, llegó un momento en que ya no le daba importancia, pero el mote ya se había quedado para siempre.
Posteriormente, ya en el boxeo tuvo la necesidad de buscar un nombre con el cuál la identificaran fácilmente:
“Desde la secundaria me han dicho ‘La China’ y me he dado a conocer como ‘China’, cuando entré al boxeo sometí a votación en redes sociales mi nombre “artístico”, tenía dos opciones: ‘La Monarca’ Pichardo, porque soy aficionada al Monarcas Morelia; o Itzel La China Pichardo, y pues ganó ‘La China’ Pichardo”.
El entusiasmo y la pasión de ‘La China’ Pichardo con seguridad la llevarán lejos en su carrera dentro del box, si bien aún es prematura, su convicción y su sueño por convertirse en una boxeadora profesional la harán llegar lejos, no se sabe hasta dónde, pero sin duda será lejos.