Alex Anfruns- A principios de este año, dos acontecimientos importantes coincidieron en Ecuador: el inicio oficial de la campaña presidencial y también el aniversario de los 10 años de la “Revolución Ciudadana”. Las conquistas de esta década han sido muchas, y el balance general bajo el liderazgo de Rafael Correa ha sido reconocido internacionalmente. Después de tres mandatos, el ex profesor de economía prefirió volver a sus clases en la universidad. El próximo 2 de abril, el pueblo de Ecuador tiene una cita importante en las urnas de la segunda vuelta para renovar la confianza en la Revolucion Ciudadana, votando a Lenin Moreno.
Una década de progreso
Ecuador es un pequeño país de 15,7 millones de habitantes. Su historia reciente ha estado marcada por un modelo económico excesivamente orientado a la exportación de materias primas como el cacao, el banano y el petróleo. Con el Gobierno de la Revolución Ciudadana, el papel de la educación se puso de relieve en la construcción de un modelo de desarrollo alternativo.
La apuesta por la transformación de la matriz productiva con el modelo de “Buen Vivir” proviene sobre todo en las políticas de inversión pública en infraestructura, como carreteras, hospitales, “escuelas del Milenio”, etc. De hecho, el presidente Rafael Correa consideró la educación como el motor de un nuevo modelo : “Ecuador ha decidido basar su desarrollo en la única fuente de riqueza inagotable, el talento humano y saber-humana con el fin de alcanzar un desarrollo que sea sostenible y soberano “.
Sin embargo, este modelo de desarrollo, concebido como un proceso de cambio en el largo plazo, se mantiene en el centro de las discusiones y también a veces provoca algunas tensiones. Pero, ¿puede realmente un país rico en materias primas del Sur sacar a su pueblo de la pobreza, sin poner esa riqueza al servicio del desarrollo del sector público ?
De hecho, el modelo Buen Vivir ecuatoriano pone en tela de juicio el marco interpretativo dominante del desarrollo, que plantea que el crecimiento économico puede generar por sí solo mejores condiciones de vida. Pero esta visión no resuelve el flagelo de la desigualdad social en América Latina.
Otros indicadores permiten una visión más justa y científica. Clasificado en un nivel alto de desarrollo, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), Ecuador ha logrado la mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y se ha comprometido a avanzar la agenda post-2015 de la ONU y sus nuevos 17 objetivos de desarrollo sostenible.
El Estado ecuatoriano ha permitido que alrededor de 1,5 millones de personas salieran de la pobreza, y se ha iniciado con éxito un gran programa de modernización de la infraestructura para dar un nuevo impulso a su país. Las ocho centrales hidroeléctricas han permitido al país garantizar su soberanía energética y convertirse por primera vez en un exportador de energía a sus vecinos limítrofes como Colombia y Perú.
Además, con respecto a la lucha contra la desigualdad, el gobierno quiso abordar el problema a través de dos iniciativas: una ley de impuestos sobre la fortuna que afecta al 2% de la población que recibe una herencia superior a 35. 000 $; y la lucha contra el flagelo de la evasión fiscal internacional. Por desgracia, el gobierno tuvo que dar marcha atrás y retirar el proyecto de ley, frente a la contestación ideologizada de la derecha, que se oponía a la redistribución de la riqueza.
La lucha contra la evasión fiscal
A raíz de las revelaciones de Panamá Papers y con ocasión de su Informe a la Nación en mayo de 2016, Correa puso en marcha la iniciativa de un “Pacto Ético”, para evitar que los candidatos que ponen su dinero en paraísos fiscales puedan participar en la arena política. El partido liberal de derecha CREO se negó entonces a aprobar el pacto. Lógico, ya que su líder Guillermo Lasso confesó poseer inversiones en Panamá “a causa de las barreras a la libre inversión” en su país debido al “correismo”. Sin embargo, curiosamente reconoció pagar “más impuestos en Panamá que en Ecuador”…
Después de defender la creación de un órgano fiscal de las Naciones Unidas dedicado a la lucha contra los paraisos fiscales, el gobierno de Rafael Correa también sometió a referéndum popular esta ardua batalla. Asi, el 18 de febrero, dia de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el pueblo ecuatoriano votó en un porcentaje del 54’98 % mayoritariamente a favor de que los funcionarios públicos paguen sus impuestos como el resto de los ecuatorianos. El canciller Guillaume Long resumió de este modo el resultado:
“El referendo refleja la insatisfacción a nivel global contra los paraísos fiscales por parte de individuos ricos y deshonestos. Después de los Panama Papers y otros escándalos, el mundo está harto del hecho que individuos muy ricos utilicen cuentas bancarias secretas para evitar pagar impuestos que deben, mientras que la mayoría trabaja y paga lo que les corresponde.” (2)
Una cita decisiva con la historia
Lo que está en juego en esta carrera presidencial es decisivo para el futuro del país y de la región. Por eso es esencial que no nos roben las lecciones de la historia reciente: entre 1996 y 2006, Ecuador pasó por una crisis institucional en la que hubo siete presidentes en el espacio de solo diez años. También atravesó una grave crisis económica con el llamado “Feriado Bancario”. Uno de sus discretos actores no fue otro que …el candidato de la derecha Guillermo Lasso.
La apuesta de la “Revolución Ciudadana” sigue en marcha. Por ahora ha tenido muchos méritos, entre otros el de lograr cambiar la realidad del país, al mismo tiempo que cultivaba la esperanza en el futuro. Sin embargo, con una pesada carga de llevar y sin un verdadero proyecto de sociedad, la oposición se encuentra en un callejón sin salida. Por eso empezó a recurrir a tácticas innobles que responden a intereses particulares. Estemos alerta, porque esa minoría podría arruinar los esfuerzos de conquistas colectivas…
En la segunda vuelta de las elecciones del próximo 2 de abril, el pueblo ecuatoriano no sólo tiene una cita con la historia de su pais, sino también con la historia del continente, a través de la unión de Nuestra América.