Tomar refresco incluso si es de dieta: Los refrescos son bebidas azucaradas que contribuyen al desarrollo de la diabetes y obesidad, al ser una bebida carbonatada daña el esmalte de los dientes e incluso la perdida de ellos.
Traspasarse en las comidas: Si el objetivo del salto de comidas es la pérdida de peso no se llegará a un buen resultado sino más bien el efecto contrario.
Esto puede provocar aumento de peso, problemas estomacales, mal humor, falta de nutrientes, nerviosismo, impaciencia e incluso mareos provocados por la falta de azúcares en el cuerpo.
Consumir alimentos bajos en grasa: Las grasas buenas como el aguacate, salmón, aceite de oliva y frutos secos eliminan las malas que se encuentran en la mantequilla, quesos grasos, embutidos, carnes grasas, leche entera y derivados.
Recuerda incluir las grasas sanas para ayudar a tu cuerpo en la perdida de peso.
No dormir lo suficiente: La falta de sueño afecta las hormonas que controlan el hambre, existe evidencia de que las personas que duermen poco tienen un mayor riesgo de ganar peso que las personas que duermen de 7 a 8 horas cada noche.
La clave para mantenernos alerta y activos al siguiente día es dormir muy bien y sin interrupciones, pero también es esencial para mantener una buena salud.