Redacción / @Michoacan3_0
Morelia, Michoacán.- No es cuestión de masculinizar a la mujer, sino de reconocer las diferencias y dar a la mujer la misma oportunidad legal y social de desarrollarse, así como decidir sobre su propio destino, manifestó la Secretaria Auxiliar de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Rosa María de la Torre Torres.
Para lograr esto, es necesaria una legislación adecuada en materia laboral, de políticas públicas y jurídica que garantice la erradicación de cualquier clase de violencia hacia la mujer, afirmó.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, se presentó en el auditorio de la Facultad de Biología el Foro Mujer, Ciencia y Desarrollo, como una forma de abrir un espacio de discusión y análisis.
En este contexto, Rosa María de la Torre Torres, hizo un recorrido histórico-jurídico sobre los esfuerzos de la mujer por alcanzar una vida digna a la par del hombre, desde su reconocimiento como trabajadora, su derecho a la educación, a tener y heredar bienes directamente.
En la época moderna, aunque el reconocimiento un tanto tardío del derecho a la mujer de votar y ser votada, de trabajar para obtener su sustento, de dedicarse al estudio en cualquier profesión, aún quedan rezagos importantes, ya que los derechos en el papel no son los que rigen la vida de la mujer en México.
Ejemplo de ello, es que aún son preferidas dentro del sector empresarial las mujeres para puestos intermedios y se reservan para el hombre, casado preferentemente para que tenga a su lado a una mujer que le cuide su alimentación y a sus hijos, los cargos de alta dirección.
En materia académica, agregó la Doctora en Derecho, la UMSNH tiene en su matrícula casi a la par los porcentajes de estudio en niveles de licenciatura y maestría; sin embargo, pareciera que en el doctorado las mujeres no tienen las facilidades de vida que les permitan con libertad dedicarse a los estudios, ya que el número disminuye drásticamente.
En materia política, aunque la ley ha obligado a los partidos políticos a determinar espacios de candidaturas y dirección por porcentajes para las mujeres; con muy pocas excepciones, los niveles más altos de poder siguen siendo ocupados por hombres.
Y es que, los partidos han encontrado fórmulas para que no sea realmente la mujer la que tome las decisiones importantes, a veces porque se le relega a las comisiones de trabajo dentro del Poder Legislativo con temas secundarios, otras veces se les obliga a renunciar y dentro del ámbito gubernamental quedan a cargo de funciones que tienen qué ver con características que tradicionalmente se identifican como propias de género.
Dentro del Poder Judicial, en México sólo existen dos mujeres en el Supremo Tribunal de Justicia de la Nación mientras que en el nivel más básico de la impartición de justicia sí hay una mayoría femenina que va disminuyendo al ver los porcentajes de su presencia en Juzgados de Distrito.
En el ámbito reliioso, no sólo el de la iglesia católica, las mujeres están relegadas a un segundo plano, tanto en materia de la jerarquía, como en el culto; relegadas al servicio hacia los hombres, como asistentes, cocineras, afanadoras ó enfermeras.
En materia de violencia, se ha legislado y socializado mucho la defensa de la mujer de manifestaciones de violencia intrafamiliar, sin embargo, en los hechos, hay otras expresiones de violencia, sutiles pero dañinas que persisten desde que nace la mujer hasta su madurez.