A poco más de un día de la fuga de Joaquín Guzmán Loera, del penal del Altiplano, una cárcel que habría sido catalogada con el nivel máximo de seguridad del país, cuyas características incluyen, sistemas y equipos electromecánicos y electrónicos como: circuito cerrado de televisión, control de accesos, alarmas , detectores de metal, drogas y explosivos, radiocomunicación, voz y datos, sensores de presencia, y telefonía entre otros muchos más, como un apoyo a los experimentados elementos de seguridad que brindan ‘el control estricto de la institución’, diversos analistas, políticos, sociedad, prensa nacional e internacional, se inclina a que dichas circunstancias no pudieron ser ‘un descuido’, sino una afrenta e incluso una burla al gobierno actual.
“En México existen poco más de 85 cárteles, aunque el de Sinaloa es el más poderoso, con o sin Guzmán Loera, México seguía y seguirá en constante peligro, por un lado las drogas de fácil adquisición, pero por otro el acecho de las fuerzas armadas, quienes ven en cada ciudadano indefenso a un posible capo, ahora lo realmente peligroso es esa desatada cacería, para justificar que están buscando a Joaquín Guzmán y deteniendo a parte de su gente, cuando es altamente probable que sean civiles utilizados como carne de cañón, el modus operandi de este gobierno, ahí sí México corre un inminente peligro…
Ahora el problema inclasificable es la forma en que escapa el delincuente más buscado, después de la muerte de Osama bin Laden, la cual es burda y poco astuta pero simplemente eficaz; así que mientras el máximo dirigente de México está fuera, el Chapo se fuga, seguramente con una gran ayuda de sus aliados (incluyendo políticos), la reacción debió ser el regreso inmediato de Peña, pero cuando lo sabe se escuda en su ‘visita histórica’ para evadir su responsabilidad, porque al final, sea quien sea que dejó salir al capo, toda la culpa recae en él; volver era su opción, nunca habría limpiado su imagen, pero sí ayudado mínimamente a su tan pronunciada ineptitud”, comenta la académica Rocío Morante, especialista en seguridad pública por la universidad de Berkeley.
“El país se había quedado completamente solo, Osorio Chong estaba en Francia y Peña Nieto también, en qué cabeza cabe (que tenga medianamente respeto por sus conciudadanos), que tanto el ministro del interior, como el presidente puedan darse el ‘lujo’ de abandonar al país sin que cause mayor preocupación; aunque lamentablemente el país está sumido en la barbarie estando o no ambos, pero sin lugar a dudas, fue un golpe a la figura del mandatario y estuvo bien pensado, desde el momento que esperaron a que ninguno de los dos principales representantes de este gobierno estuvieran en México, de esto lo patético (aún más) es el despliegue de fuerzas armadas por todo el penal y sus alrededores, como si fuera a regresar, esa orden debió ser impuesta por Peña Nieto desde que el capo pisó el penal”, afirma Morante.
A su vez comenta, “una casa en medio de la nada, con trabajadores construyendo durante horas, y largos meses, con la mayor de las tranquilidades un túnel que tenía incluida una motocicleta, que echó andar el Chapo un kilometro y medio y la alarma llega horas más tarde, sólo puede dar cuenta, que nadie en su gabinete de Peña Nieto lo protege, es una fuga por demás estúpida que desde el sábado por la noche, hasta el fin de los tiempos, catalogará a Peña como ‘el otro’ al que se le escapó Guzmán Loera y reafirma el Estado Fallido que se consumó en este sexenio, que vio su fin desde hace meses”.
“La salida de Joaquín Guzmán Loera se suma a la lista de golpes que se le han venido asestando al gobierno de Peña Nieto; a nadie sorprendió, cualquiera con mínimo conocimiento de la situación política nacional sabe que la seguridad del sistema penitenciario funciona… cuando quiere y también es inoperante, cuando lo requiere…
Todos sabemos que Guzmán Loera, el Chapo, no construyó el túnel, eso se logró de afuera hacia dentro, es más ni siquiera los 50 centímetros por donde salió, pero todo esto pudo ser descubierto, con solamente observar las acciones del capo, no exagero, con sólo observarlo. Escaparse por el baño es más ridículo que en el carrito de la ropa sucia, su escape estaba consentido y pactado desde hacía tiempo, pero lo importante era el momento, uno donde el gobierno de Peña Nieto estaba al filo de consolidarse como el mayor fracaso político y para mayor dramatización, escogieron su salida internacional, donde estaría desprotegido, con ningún medio aliado (vendido), que lo resguardara, el plan estaba pensado hasta el mínimo detalle, porque tal vez a los mexicanos ya no les sorprende, pero a nivel internacional el estigma jamás se lo quitará”, comenta aRevolución TRESPUNTOCERO un militar perteneciente a Estado Mayor Presidencial (EMP), que ha preferido mantenerse en el anonimato.
Al mismo tiempo asegura que, “Peña Nieto y su ‘orden’ de recapturar inmediatamente al capo, fue demasiado ridícula para funcionar, ¡Qué bueno que lo ordenó, justo eso esperaban sentadas las fuerzas armadas! el preso escapó entre ocho y nueve de la noche y las alertas dan inicio entre 11 y 12 de la noche, horas más tarde se da un informe detallado a medios de por dónde y cómo escapó, se enfatiza el retraso, Sedena y Semar aseguran que a ellos se les avisa tres horas más tarde, y a medios de comunicación internacionales como CNN se les da acceso, y lo poco común, se permite que hagan un acompañamiento junto a la Procuradora y escuchen las primeras expresiones sobre el tema… ¿cuál es la lectura? Es un golpe a Peña Nieto extremadamente abierto, que todos sepan cómo se le escapó al presidente y a Osorio Chong, el Chapo; se le fue de las manos, al que por cierto, todos los días aseguraba que el delincuente estaba bien cuidado”.
“Por otro lado tenemos al factor Estados Unidos, seguramente a un iracundo Obama que se pregunta, cómo se escapa un capo del penal de máxima seguridad, mejor protegido del país y de una manera realmente estúpida, tonta, hasta imbécil; tanta inversión en las investigaciones y el despliegue de elementos estadounidenses, porque son ellos quienes lo capturaron, para que al gobierno mexicano se le haya ‘olvidado’ revisar su celda, sus movimientos, sus pertenencias, al hombre; el golpe al gobierno de Peña es a fin que cause impacto en una gran parte de la ciudadanía que consolida a Peña como un corrupto al que se le escapan los capos, y condena inocentes; frente al país del norte como un pésimo administrador venido a menos, mucho menos y dentro de su partido, como el culpable de un posible declive, y si nos extendemos, nada más imaginemos, si ya los medios de comunicación internacionales afirmaban que le había cedido el paso a López Obrador, ahora con esto… estemos atentos, porque la portada de TIMES y el ‘Saving Mexico’, es posible que no fuera un ‘halago’, sino una plataforma, para dimensionar los golpes políticos que se venían y que seguramente continuarán”, asegura el militar.
Menciona también que en política, no todo tiene que ver con la lucha de dinero y poder inmediato, o no todo el tiempo, es posible que el desprecio por el gobierno actual, proviene de su actuación tan indiferente, “y no hacia problemáticas del pueblo, sino hacia los pactos que hizo, que no cumplió que afectaron a la economía, de la que otros también quieren disponer y disfrutar, entre otras mil situaciones que afectan los intereses de ciertos círculos, acentuar sus errores y desaciertos, ayuda a presentar un panorama de cómo podría ser (y no debe) el próximo candidato elegido por el presidente y sus aliados, desde ya los golpes son por la toma de poder de cara a 2018 y en esa lucha el cinismo, la desvergüenza y el descaro sí tienen cabida, por eso nadie que busque algo más en dicho año electoral se atrevería a renunciar, en el país de la impunidad y corrupción nadie del gabinete va decidir sacrificarse, menos si la mayor parte del pueblo es también indiferente”.
Por su parte el periodista italiano Fabrizio Fraioli, asegura a Revolución TRESPUNTOCERO, “es probable que el Chapo no vuelva a pisar la cárcel jamás, tal vez ni siquiera vuelva a estar en el mismo sitio que las fuerzas armadas mexicanas. Aquellos mínimos éxitos que haya obtenido el país (si es que ha habido) con la guerra contra el narco, se ven definitivamente extinguidos por este suceso, porque se deja al descubierto, la ya tan vislumbrada crisis de seguridad nacional, donde el gobierno mata a parte del pueblo, para demostrarle que sí están logrando ‘algo’, pero que al mismo tiempo el narco acaba con otros y desmiente al mandatario en turno, dejándolo ipso facto en ridículo, por decir lo menos”.
“Para los mexicanos sin duda es una tragedia, ver el fracaso y la forma en que son insultados, pero desde la perspectiva internacional, lascircunstancias increíbles, de la fuga al estilo ‘escape from Alcatraz’, versión ‘absurda’, es el peor chiste del año, porque hablamos del penal más seguro del país, donde hay varios reos de alta peligrosidad que nunca han siquiera intentado escapar, éste lo logra (supuestamente sin el conocimiento de las autoridades) y demasiado preparada, y aún así en un año nadie sospechó nada, es así como se remarca la imagen de un presidente sobrepasado por su propia gente, que no tiene piedad cuando se trata de asfixiarlo políticamente, aunque tristemente, como pasa con la mayoría de los políticos mexicanos, usan a la sociedad, los únicos perjudicados letalmente”, puntualiza el también especialista en estudio del Narcotráfico latinoamericano.
Guzmán Loera, con 58 años, sigue siendo el delincuente más buscado, fue detenido por primera vez el 9 junio de 1993 en Guatemala y extraditado a México, después llevado al penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, ahí dio paso a su primer fuga, el 19 de enero de 2001 aparentemente escondido en un carrito de ropa sucia.
El escurridizo capo ha logrado burlar en varias ocasiones la cárcel, debido a puertas reforzadas con acero en sus residencias y un sistema de túneles secretos, así como, a decir por diversos analistas y periodistas, una estrecha connivencia con autoridades de todos los niveles.
17 meses más tarde de su segunda captura, dada a conocer a nivel mundial, sin escatimar en publicidad, la nueva fuga del capo se consolida y pone en entredicho al gobierno de Enrique Peña Nieto, un presidente que según las opiniones generalizadas de sociedad, medios y políticos, es uno de los precursores de las varias crisis que vive el país, a la que se le suma la de seguridad nacional y la debilitada seguridad en los centros penitenciarios, pero no relacionada con la falta de infraestructura y elementos de protección, sino con la inminente corrupción, la cual ha caracterizado a su sexenio, en distintos momentos de éste, tocándolo a él directamente.