Ir21 / Foto: AFP
Mientras las recompensas se multiplican, las responsabilidades golpean a la puerta y las inocencias y culpabilidades se tejen en una telaraña tan fina como compleja, la fuga del “Chapo” Guzmán conmueve de tal modo a Occidente que su escape ingresa a la nómina de las diez fugas más impactantes de la historia desde el siglo XVIII.
Quizás los datos sobre varios de los escapes, puedan ser tan discutidos como los argumentos que hasta ahora se conocen sobre la fuga en México, pero sin dudas han entrado en la historia más allá de los valores, a falta de ellos, que tuvieran quienes lograron escapar a las rejas.
De momento al menos, la fuga de Guzmán de dos de las cárceles de máxima seguridad en México, a la última de las cuales el presidente de la República llamaba por teléfono todos los días para recordar el cuidado a tener –según dijo en un reportaje- además de ser el preso uno de los narcotraficantes más importantes del mundo, hacen de este escape uno de los “diez” más sonados.
Una lista que deja seguramente a más de uno fuera
Giácomo Casanova era adúltero convicto y por ello estaba detrás de las rejas en Los Plomos (Venecia) en 1755, una cárcel donde ese metal cubría paredes y techo. Casanova, con un barrote de hierro, cavó un túnel en el rincón de su celda, pero lo cambiaron a otra: convenció al monje de la celda de al lado que cavase por él y ambos lograron fugar.
En 1864, durante la Guerra Civil en EE.UU. 15 soldados presos en la más segura cárcel militar en Libby, hicieron un túnel hasta fuera de la prisión, por dónde 109 soldados confederados escaparon a la ciudad de Richmond, la mitad fueron recapturados.
El más famoso ladrón de bancos norteamericano John Dillinger, escapó dos veces de cárceles del país, la segunda, tallando un arma falsa con una barra de jabón con la que amenazó a los policías. Fue en 1934 y desde entonces se han hecho múltiples películas sobre el tema.
Pascal Payet, se ha escapado tres veces en este siglo de cárceles francesas siempre en helicópteros: de las 10 fugas que hubo en esas vehículos en los últimos 20 años de cárceles de Francia, Payet estuvo involucrado como protagonista o apoyo, en la mitad de ellas.
Dieter Dengler, en 1966 fue el único soldado que logró escapar de un campo comunista durante la guerra de Vietnam: sus relatos provocaron una ola de repudio sobre la tortura y muerte de prisioneros a cargo del régimen de Hanoi.
Antonio Ferrara, un experto en explosivos preso en Fresnes: sus compinches volaron con lanzagranadas los portones de la prisión mientras otros se tiroteaban con la guardia, mientras el preso volaba con dinamita las puertas de su celda. Fugaron en coches y nunca más se supo. Fue en 2003.
El Gran Escape de 1944, permitió la fuga de aliados de un campo de prisioneros de guerra de máxima seguridad a unos 160 quilómetros de Berlín. La fuga se concretó pero los nazis mataron a 50 de los 76 fugados. Una película con Steve McQueen inmortalizó la gesta de la cual el último sobreviviente falleció a los 97 años, en 2010.
Billy Hayes escapó de la prisión de Sagmalicar, en Estambul, tras haber sido condenado a perpetua por tráfico de drogas. Fue en 1975 y caminó la mitad de Turquía para cruzar a nado rumbo a Grecia. La película El Expreso de Medianoche cuenta la historia, aunque Hayes diría años más tarde que la ficción, y exageraciones, del cine dañaron seriamente la imagen mundial de Turquía, algo que no deseaba.
La fuga de Alcatraz, en la bahía de San Francisco, protagonizada por Frank Morris, Clarence y John Anglin fue la primera y última de ese penal. Nunca aparecieron y hay dos versiones: se los comieron los tiburones, o están en algún sitio disfrutando de su libertad.
Por último y fuera de concurso ya que las crónicas internacionales no lo mencionan, deberíamos citar a “El abuso” la fuga del Penal de Punta Carretas, de la que este año se cumplen 44 años, protagonizada por los Tupamaros, y según el libro Guinness la mayor fuga de presos políticos de una cárcel de máxima seguridad ocurrida en el mundo.