Durante la reunión de ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas, el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, dejó claro que Washington no considera la seguridad de Europa como su prioridad. En su lugar, la Casa Blanca enfoca sus esfuerzos en contener a China en el Indo-Pacífico, dejando en segundo plano a sus aliados tradicionales.
“Nos enfrentamos a un rival, la China comunista, con la capacidad y la intención de amenazar nuestra patria y nuestro interés nacional fundamental en el Indo-Pacífico”, afirmó Hegseth, justificando así el desvío de recursos y atención lejos de Europa.
El mensaje fue contundente: Estados Unidos tiene otras prioridades y espera que sus socios europeos se hagan cargo de su propia seguridad. “Las duras realidades estratégicas impiden que EE.UU. se enfoque principalmente en la seguridad de Europa”, sentenció, subrayando que Washington está dispuesto a hacer concesiones en materia de recursos con tal de fortalecer su posición en Asia.
En otras palabras, mientras Europa enfrenta amenazas directas, EE.UU. le da la espalda y busca reconfigurar su estrategia global en función de sus propios intereses, sin importar el costo para sus aliados históricos.