En los años 50 del siglo pasado las empresas biotecnológicas ya habían acumulado un poder considerable y “entraron” a México vendiendo herbicidas que poco a poco han ido debilitando los suelos. Curiosamente, el uso de herbicidas va haciendo que las plantas cada vez necesiten más de estos químicos para crecer “sanas”. Así, se genera una dependencia pues los campesinos deberán comprar a estas empresas.
El paradigma de la producción en masa, la “eficiencia”, la búsqueda por más kilogramos de cultivos por hectárea, ha permeado la ideología de los medianos productores, incluso de los pequeños, y el uso de los productos biotecnológicos son así un aliciente casi ineludible en la forma en que ahora en México se siembra el campo.
En este contexto, el realizador Jorge Barbosa ha creado el documental El campo es como lo siembran, que narra cómo se han ido perdiendo la soberanía alimentaria y la biodiverisdad de semillas de cultivo en México, así como la fertilidad en la tierra, gracias a los agrotóxicos de las empresas biotecnológicas y sus semillas híbridas. Lo anterior sin mencionar que aún no está permitido legalmente el uso de maíz transgénico, lo que, seguramente, terminaría por agotar la diversidad de semillas en México.
Muchos productores del campo (sobre todo los conocidos como medianos) creen que no existe una evidencia real para sostener que este tipo de aditamentos (agrotóxicos), semillas híbridas o en su caso transgénicas, representen una amenaza para el campo pues supuestamente, en términos de producción, el agrónomo puede obtener más producto por hectárea. Sin embargo, un documental como este muestra los efectos a largo plazo, que son devastadores. Esta recopilación de testimonios y evidencias es una prueba más de la necesidad de volver a las técnicas naturales, que incluso a largo plazo, serán más redituables para los productores.