Alejandra Jiménez, integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking (AMCF), advirtió que cada pozo de fracking requiere de 9 a 29 millones de litros de agua dulce y utiliza de 650 a 950 sustancias químicas, por lo que dijo que “Hay gente que no tiene acceso al agua y se van a usar millones de litros para extraer hidrocarburos. ¿Y dónde van a depositar esa agua contaminada con residuos tóxicos?”.
La activista aseguró que el fracking causará graves daños ambientales y sociales, y agudizarán la sequía y la contaminación de mantos acuíferos.
“Entre 2008 y 2009 las compañías hicieron detonaciones y provocaron que los aguajes se secaran y el venero se desviara” refirió en la comunidad Escolín en Papantla, donde ya padecen agua.
Francisco Cravioto, investigador del proyecto de industrias extractivas de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, considera un error de graves consecuencias el apostar a dicha técnica.
Advirtió que el fracking es una promesa vacía de Enrique Peña Nieto y de Felipe Calderón, quienes apostaron por usar gas natural para producir energía.
Emilio Domínguez, perdió su terreno al convertirse en una mancha chiclosa y negra el 26 de agosto de 2013, cuando se rompió un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que atraviesa la parcela.
“¿Cuándo me regresan la tierra? ¿Cuándo puedo volver a trabajarla?” dijo el inconforme, sobre las pérdidas que tuvo por parte de Pemex.
“Así son ellos. Son los que mandan, ponen precio a las cosas y pagan lo que quieren. Uno no tiene voz; si uno se resiste y pone un hilo para que no pasen, te demandan” expuso el inconforme.
Según el diario La Jornada, los daños generados por los pozos ahora se suma la utilización del método de fractura hidráulica (fracking) para extraer gas de lutita o shale. Esta técnica implica perforar cientos de pozos e inyectarles millones de litros de agua cargados con un coctel de químicos tóxicos.
