Michel Temer, ex presidente golpista de Brasil, admitió ante el pueblo brasileño que el juicio político realizado contra Dilma Rousseff fue un «Golpe de Estado.
Según sus declaraciones para el canal TV Cultura, Temer señaló que nunca había «apoyado ni hecho un compromiso con el golpe de Estado» y que inclusive trató de impedirlo.
Ahora se sabe que la destitución de Rousseff, así como el encarcelamiento de Lula DaSilva, fueron parte de un «Golpe de Estado», perpetuado por el poder Judicial.
Rousseff ha dicho que su destitución fue una maniobra de sus adversarios políticos para llegar al poder luego de más de una década de que el izquierdista Partido de los Trabajadores gobernó el país sudamericano.
La ex presidenta fue acusada de manipular inapropiadamente el presupuesto y reemplazada por el entonces vicepresidente Temer, cuyo partido tuvo un papel importante en su destitución.