Rodrigo Caballero/ @RodCaballero
Morelia, Michoacán. Aunque la postura de la Iglesia Católica en contra del matrimonio gay ha sido una de sus principales banderas desde que distintos gobiernos a nivel mundial empezaron a legalizarlo, en sus inicios estas uniones eran permitidas y practicadas por los cristianos.
Hacia el año 100 después de Cristo, la Iglesia Católica realizaba abiertamente los matrimonios entre personas del mismo sexo, dato con el que sorprendió el historiador católico John Boswell en su libro “Same-Sex Unions in Premodern Europe”.
Boswell empezó a investigar este tópico en la década de los 70 y publicó su libro en agosto de 1994; el mismo año que la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española se manifestó en contra de una resolución del Parlamento Europeo sobre la familia que contenía la frase “matrimonio, familia y uniones homosexuales”.
En aquella época, diversos obispos protestaron porque esa anotación reconocía los derechos de una familia formada por personas del mismo sexo. Sin embargo, no pudieron echar abajo el resolutivo pero el asunto no quedó así.
En 2003, durante el mandato del Papa Juan Pablo II, se emitió un comunicado de prensa de la Congregación para la Doctrina de la Fe con 11 ordenamientos que mostraban porqué la Iglesia estaba en contra del matrimonio gay.
“Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significa significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad” alegaba.
El documento “obligaba” a los fieles católicos a estar en contra el matrimonio gay y a los políticos católicos aún más puesto que tenían “la responsabilidad” de detener reformas en favor de ésta figura jurídica.
Uno de los puntos clave para la férrea oposición católica al matrimonio homosexual era que no contribuían para “el bien común” puesto que “las parejas matrimoniales cumplen el papel de garantizar el orden de la procreación y son por lo tanto de eminente interés público”.
El documento en cuestión estaba firmado, aprobado y ratificado por el llamado “Papa Viajero” Juan Pablo II y por el arzobispo titular Angelo Amato, así como el prefecto Josep Ratzinger quien después se convertiría en el Papa número 265 bajo el nombre de Benedicto XVI.
El Centurión de Cafarnaúm
Cuatro evangelistas han hablado de uno de los pasajes más olvidados de la biblia en el que Jesús cura al siervo de un militar romano con rango de centurión –uno de los más altos en el ejército- en uno de los pasajes del Nuevo Testamento.
Acorde con textos bíblicos, un militar llamó a Jesús -a su pueblo Cofarnaúm- para que lo ayudara a uno de sus siervos que se encontraba “fatalmente enfermo”. Jesús, a quien el militar no conocía personalmente pero sí sus milagros, fue en su ayuda y lo curó.
Pero la clave de la historia es la palabra “siervo” puesto que se usa el término griego “pais” que significa al mismo tiempo esclavo, hijo o amante. Se sabe por la descripción que el militar no tenía hijos por lo que algunas interpretaciones lo consideran un caso para la llamada teología gay. Sin embargo, la ambigüedad propia de La Biblia impide que haya claridad en las interpretaciones.
Bodas gay certificados
Pero no fue en los textos intencionalmente ambiguos de la Biblia en los que John Boswell basó su teoría. Boswell se dedicó a investigar en documentos legales y registros eclesiásticos que datan de la etapa final del Imperio Romano y durante el inicio del Cristianismo.
A pesar de ello, es difícil definir el matrimonio entre personas del mismo sexo en los archivos que Boswell dio a conocer; “algunos se refieren a matrimonio entre ‘hermanos’ que era una figura aceptada de personas del mismo sexo en Roma” asegura el historiador.
Por otro lado, la noción de matrimonio es relativamente nueva ya que en aquella época muchas veces no implicaba una relación como pareja que involucrara sexo sino una unión política como forma de compartir riqueza entre dos familias. “A pesar de ello, hay muchas referencias a lo que actualmente llamaríamos matrimonio gay” aclaró Boswell.
El libro generó tanta ámpula que, incluso, el estudiante de derecho Richard Ante explicó que se puede utilizar como evidencia para un argumento legal en la actualidad. Richard aseguró que el libro comprueba que la noción de matrimonio cambia con el tiempo por lo que calificaría como “argumento de controversia legal” en cortes actuales.
Sin embargo, Boswell fue más allá y no solamente comprobó que el matrimonio era permitido sino que, además, era celebrado en una especie de ritual que incluía velas, alabanzas, rezos al Señor, altar, comunión y por supuesto beso.
Fue en el Siglo XIII cuando la noción de matrimonio incluyó el concepto de “procreación” cortando de tajo cualquier posibilidad de otro tipo de uniones y las escuelas católicas reprimieron cualquier intento por estudiar los textos relacionados con este fenómeno.
A pesar de su descubrimiento, Boswell no logró que la Iglesia volteara a ver sus inicios y con la llegada de Benedicto VXI se cerraron muchas puertas al reconocimiento de éstas uniones.
John Eastburn Boswell murió -4 meses después de publicar su libro- la navidad de 1994 a los 47 años; por complicaciones relacionadas con elSíndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Faltarían 20 años para que los Estados Unidos aprobaran el matrimonio entre personas del mismo sexo y para que el sucesor de Benedicto XVI, Mario Bergoglio, se sentara a discutir nuevamente el tema, aunque con los mismos resultados.