Las necesidades del frente habían provocado que las tres grandes potencias industriales de Europa, Reino Unido, Francia y Alemania, enviaran a gigantescos contingentes de hombres a la guerra, cuya dimensión, bien entrado 1917, había obligado a recurrir a las levas forzosas. La magnitud era tal y el número de víctimas era tan grande que en la retaguardia, en las fábricas y en los campos, los trabajadores escaseaban.
Y decimos «trabajadores» porque quienes no escaseaban eran las mujeres: durante los cuatro largos años que duró la Primera Guerra Mundial las mujeres tuvieron que expandir sus labores en todas las direcciones. Continuaron criando a sus hijos, cuidando a sus mayores y atendiendo a las tareas domésticas como tradicionalmente habían hecho, pero además tuvieron que duplicarse para entrar en las fábricas y continuar con la producción industrial y militar.
La Primera Guerra Mundial, por mera necesidad y no por reforma natural del propio sistema, fue el punto de no retorno para la incorporación laboral de la mujer al trabajo. La dinámica se extendería en los años venideros, pero la casilla de salida sería esta. Desde entonces, y como recopilan en Retronaut, el mejor recuerdo del hito son las múltiples fotografías que ilustran su trabajo. Qué mejor día para rescatarlas que un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
La que sigue es una pequeña selección de la galería de la University of British Columbia, y muestran a las mujeres en toda clase de tareas industriales. A esta altura, las mujeres cobraban sustancialmente menos que los hombres que habían dejado las fábricas para acudir al frente, y lo hacían en condiciones perniciosas para su salud tanto en los procesos industriales químicos como en la extracción de materiales.
A día de hoy, el problema y la brecha de acceso al mercado laboral está lejos de resolverse. Las mujeres continúan cobrando menos que los hombres, continúan sufriendo mayores tasas de desempleo que ellos y continúan representando una menor porción de la fuerza laboral global (en países menos desarrollados, como Egipto, sólo suponen un cuarto de los trabajadores totales). Durante la Primera Guerra Mundial, sin embargo, sostuvieron a sus respectivos países, y al término de la misma sólo fueron pagadas con su despido.
Todas las imágenes de este post pertenecen a la industria británica.